El Poema de Mío Cid.
1.-
Manuscrito, autor y fecha.
Se conserva en setenta y cuatro
hojas de pergamino de mediados del siglo XIV, más dos de guarda que son del XV.
Consta de 3730 versos, aunque faltan uno o dos folios del principio y otros
tantos del interior, que se han podido reconstruir gracias a las Crónicas de los veinte reyes.
En el explicit se lee que Per Abbat
le escrivió en el mes de mayo. En era de mill CC XLV. La era es la del César, que se
inicia en el 38 a .C.,
de modo que se fecha en 1207 de la era cristiana. Era normal que los copistas
dieran su nombre, como hace Per Abbat, de modo que su copia dataría de mediados
del XIV, fecha del pergamino. Sin embargo son muchas las dudas que presenta
tanto su datación como su autoría.
Ya en el siglo XVIII, Tomás Antonio Sánchez vio que la lengua
era anterior a Berceo; incluso llega a fechar el poema a mediados del XII
porque a Alfonso VI se le llama Buen
Emperador, epíteto lexicalizado a su muerte: el poema se escribiría entre
1157 y 1200. Per Abbat lo copió en 1207.
Menéndez
Pidal estima que el hueco que hay en la fecha, En era de mill CC XLV,
se debe a que falta una C porque los
números romanos no se escribían separados. De modo que la copia de Per Abbat
sería de 1307. En cuanto al autor, apunta que fue escrito hacia 1140 por un
vecino de Medinaceli tras la muerte del Çid en el 1099. Sin embargo rectifica
esta primera hipótesis en favor de una autoría compartida: un primer autor,
juglar de San Esteban de Gormaz, lo escribe entre 1103 y 1109: San Esteban es
descrito en detalle y dice que la frontera con los moros más cercana estaba en la Sierra de Mieres, algo que
cambió a la muerte del Çid: los mínimos detalles históricos son de él porque
vivió próximo a los hechos. Elaboró el plan general de la obra, pero sólo llevó
a cabo la primera parte y algo de la segunda, donde predominan las tiradas
cortas y las rimas difíciles. Un segundo juglar, de Medinaceli, recreó el resto
del poema hacia 1140: su ciudad se describe con detalle, pero recuerda mal los
hechos de la época del Çid. Continuó el segundo cantar e hizo el tercero, mucho
menos épico e histórico. Se delata peor versificador que el San Esteban:
predominan las tiradas largas y con rima fácil en á-e, á-o y ó-e.
Para Nicasio Salvador el autor es un clérigo que recoge la tradición
oral de muchos autores: un juglar no conocería tantos datos eruditos. Se
compuso a finales del XII, pues antes aún vivían los Infantes de Carrión y
nadie se hubiera atrevido a ofenderlos.
Colin
Smith acuerda con Salvador en que un juglar no conocería tantos datos
eruditos, ni un clérigo confundiría al abad de Cardeña, Sisebuto, con el abad
Sancho: el autor es Per Abbat, un jurista: el poema consigue un alto dramatismo
en las cortes, y no en el duelo o en la guerra. Los datos históricos provienen
de las crónicas: el poema se compuso, pues, en 1207.
2.-
Unidad y composición.
2.1.- Línea argumental.
López Estrada nota dos
orientaciones: por un lado, se muestra primero al Çid como guerrero desterrado
y conquistador que logra conciliarse con su rey para posteriormente
presentarnos a un Çid más humano: un infanzón que se va a emparentar con su rey
por medio de las bodas de sus hijas, primero afrentadas y, luego, casadas en
reparadoras bodas. El mismo estudioso hace ver que los poemas épicos
representan una lucha entre el bien y el mal, que en la Romania se identificó con
los moros. No obstante, en el Poema de
Mío Çid los verdaderos enemigos son cristianos, incluso hay moros amigos,
como Abén Galvón; mientras, Alfonso VI queda por encima de todos.
Por eso Edmund de Chasca expone que
la trama avanza por la honra, que sufre dos grandes hundimientos, en el
destierro y en la afrenta de Corpes, y dos grandes cumbres, cuando se resarce
de las dos afrentas, como guerrero y como padre, gracias a Alfonso VI y las
Cortes.
2.2.- Personajes.
De Rodrigo Díaz de Vivar, el Çid, no se cuenta no su infancia ni su
adolescencia, como era habitual en la épica. Se retrata como un personaje muy
humano: se recalca su condición de padre y esposo. Es un infanzón y, por tanto,
está por debajo de la alta nobleza y llega a emparentarse con los reyes por
méritos propios, no por su sangre. Además tiene una serie de características
que lo marcan como héroe: es mesurado, no pasional; tiene sapientia, que no es sinónimo de cultura, sino de saber obrar con sentido común y según se espera de
él; posee fortitudo y es, después de
vencedor, ponderado con el enemigo. Literariamente se marca con el epíteto
épico, el Çid, “mi señor”, y con los
signos externos propios del héroe: las barbas, las espadas Colada y Tizona y su
caballo Babieca, también con epíteto
épico, corredor.
Su familia juega un papel secundario
y es pertinente para resaltar al buen padre y al buen esposo. Doña Jimena, Doña Elvira y Doña Sol
cumplen el tópico medieval de mujeres sumisas, al servicio del héroe y sin
personalidad -las dos hermanas son de hecho geminadas-. Como dice Luckács,
puesto que en la épica lo que importa es la comunidad, ningún personaje aparece
con personalidad propia.
Mª Eugenia Lacarra divide a sus vasallos así: la mayoría son de
criazón, es decir, criados con él. Los de soldada, es decir, pagados, se
dividen a su vez en peones, que iban a pie; villanos, que no son caballeros,
pero tienen caballo y espada, y otros caballeros que no son de criazón y que
forman una minoría. Lo que sí es cierto es que todos son dignos de su señor
porque la bondad del señorío, según el tópico medieval, es comunicable. Álvar Fáñez, Minaya, no acompañó
realmente al Çid: su presencia la explica Sáinz Moreno: el autor del poema es
un personaje que se autorretrató, Don Jerónimo Visqué de Perigord, quien dio
importancia a Álvar Fáñez porque la diócesis de Valencia se debe a su familia. Martín Antolínez tiene cierto espíritu
burgués y se encarga del dinero; Nuño
Gustioz y Félix Muñoz son
familiares del Çid.
En cuanto a los cristianos - religiosos, Don Sancho, acoge a su familia y Don
Jerónimo Visqué de Perigord aparece como un cluniacense que impulsa el
cristianismo en Valencia. Los cristianos
- enemigos, García Ordóñez y los
Infantes de Carrión, son de la alta nobleza de los Benigómez, leoneses, e
invierten todas las cualidades del Çid: de hecho los propios Infantes son
geminados. Alfonso VI está por
encima de todos: nunca es criticado y representa la
Ira Regia.
Los moros aparecen como dignos enemigos, además se les presenta con
cotidianidad: él es admirado por los musulmanes, conoce el árabe e incluso sus
hijas son acogidas por Abén Galvón tras la afrenta de Corpes.
2.3.- Métrica y rasgos de estilo.
La lengua del Mío Çid es aún discutida: para Lapesa es castellano con muchos
mozarabismos; mientras que para Menéndez Pidal es soriano influido por el
aragonés.
Sus rasgos de estilo son los de
oralidad épica, definidos especialmente por Parry:
/Fórmulas: grupo de palabras repetidas en las mismas
condiciones métricas y que expresan una misma idea esencial, como los epítetos
épicos: el que en buen ora nasció.
/Expresiones formulaicas: son fórmulas no expresadas en las mismas
condiciones métricas.
/Motivos: partes de un tema frecuente repetidos: el correr
de la sangre.
/Temas: lugares comunes: la descripción de una batalla.
/Fórmulas fáticas: oíd, viéredes,...
/Fórmulas exclamativas: Por ejemplo ¡Dios
+ que + adjetivo!
/Es
una marca de oralidad, por lo que de mnemotécnico supone la parataxis y las esticomitia, o ausencia de encabalgamiento.
/Binomios inclusivos: por ejemplo
hombres e mugieres por todo el mundo.
Por lo demás presenta versos
anisosilábicos, de rima asonante, y con -e
paragógica. Están divididos en
hemistiquios predominantemente de entre seis y ocho sílabas, por eso podemos
encontrar algunas rimas internas entre hemistiquios. Las tiradas, o laisses, puede unirse mediante versos de
encadenamiento, que inician una tirada con el mismo verso que acabó la
anterior.
Por lo demás encontramos ciertos
rasgos de estilo: paralelismos, lítotes, anáforas, enumeraciones y una
movilidad interna marcada por la alternancia de verbos sin lógica gramatical.
La épica tiene un predominio del estilo elevado basado en la Rota
Virgilii de un
anónimo carolingio y que sigue nuestro poema:
Tipo
|
Obra
de Virgilio
|
Estilo
|
Pastor
|
Bucólicas
|
Humilde
|
Agricultor
|
Geórgicas
|
Medio
|
Noble
|
Eneida
|
Elevado
|
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Los comentarios siempre son moderados por los administradores de Nuestro Blog....