Hace 41 años vientos de libertad llegaban al entonces este solar desde el oeste, acompañados de coloridas señales rojas.
En nuestro vecino Portugal la dictadura de Salazar era acallada por los fusiles cargados de claveles al son de "Grandola Vila Morena".
"Grândola era cantada en los momentos de más grave peligro o de mayor entusiasmo..."
El 29 de marzo de 1974, Grândola, Vila Morena fue la canción de cierre de un espectáculo de Amália Rodrigues en el Coliseo de Lisboa. Asistieron al mismo varios militares del (MFA) Movimiento de las Fuerzas Armadas que la escogieron como señal de arranque para la incipiente Revolución de los Claveles.
En ese espectáculo, la censura del régimen dictatorial de Salazar había prohibido varias canciones de José Zeca. Entre ellas estaban Venham mais Cinco ("Choca esos cinco"), Menina dos Olhos Tristes ("Niña de los ojos tristes"), A Morte Saiu à Rua ("La muerte salió a la calle") y Gastão Era Perfeito ("Gastón era perfecto").
A las 0.20 del día 25 de abril de 1974 en el programa Limite de Radio Renascença se emitió Grândola, Vila Morena, que era la segunda y última señal para dar comienzo al movimiento revolucionario que derrotaría a la dictadura de Salazar y daría libertad a Portugal y a su inmenso imperio colonial.
Las fuerzas del ejército portugués organizadas por el MFA serían las encargadas de conseguir la libertad con el apoyo del pueblo que las cobijó con la colocación de claveles rojos en las bocas de los cañones de los tanques y los fusiles de los soldados.
La primera señal fue emitida a las 22.55 del día 24 de abril y fue la música E depois do adeus (Y después del adiós), cantada por Paulo de Carvalho.
El propio José Afonso no fue en principio consciente de la trascendencia que había alcanzado su composición.
Él lo relata así:
"Vivi el 25 de Abril una especie de deslumbramiento. Fui hacia el Carmen, anduve por ahí... Estaba entusiasmado de tal modo con el fenómeno político que no me fijé bien, o no le di importancia, a lo de Gràndola. Sólo más tarde, cuando se produjeron los ataques fascistas del 28 de septiembre o los del 11 de marzo y Grândola era cantada en los momentos de más grave peligro o de mayor entusiasmo, me di cuenta de todo lo que significaba y, naturalmente, tuve una cierta satisfacción."
Letra en español:
Grândola, Villa Morena/ tierra de la fraternidad,/ el pueblo es quien más ordena/ dentro de ti, oh ciudad.// Dentro de ti, oh ciudad,/ el pueblo es quien más ordena,/ tierra de la fraternidad,/ Grândola, Villa Morena.// En cada esquina un amigo,/ en cada rostro igualdad,/ Grândola, Villa Morena/ tierra de la fraternidad.// Tierra de la fraternidad/ Grândola Villa Morena/ en cada rostro igualdad/ el pueblo es quien más ordena.// A la sombra de una encina/ de la que no sabía su edad/ juré tener por compañera/ Grândola, tu voluntad./ Grândola, tu voluntad/ juré tener por compañera,/ a la sombra de una encina/ de la que no sabía su edad.
El 25 de abril de 1974, un alzamiento militar incruento puso fin en Portugal al régimen dictatorial conocido como Estado novo, fundado en 1932 por António de Oliveira Salazar.
El general António de Spínola se convirtió en presidente de una Junta
de Salvación Nacional encargada de llevar la democracia al país. Una
consecuencia del final de la dictadura sería la independencia de las últimas colonias portuguesas en África.
La llamada "revolución de los claveles" fue auspiciada por militares que habían combatido a los independentistas en suelo africano, agrupados en el llamado Movimiento de las Fuerzas Armadas (MFA). A diferencia de en la vecina España, por entonces en las postrimerías del franquismo, el Ejército luso contaba en sus filas con un nutrido grupo de oficiales de ideología izquierdista: el papel de éstos fue decisivo para derribar al Gobierno de Marcelo Caetano, que había sucedido en 1968 a un anciano Salazar incapacitado por un accidente.
La canción "Grandola Vila Morena", cuya emisión de madrugada en una cadena de radio dio la señal para la sublevación en los cuarteles, fue uno de los símbolos de la revolución portuguesa de 1974; al igual que los claveles rojos con que la población de Lisboa obsequió a los militares salidos a las calles. Esa primavera, todos los focos del mundo apuntaron a la experiencia lusa, que se rodeó de un halo romántico que aún hoy sigue conservando.
En 1975 se convocaron elecciones constituyentes y se otorgó la independencia a las colonias de Angola, Mozambique, Guinea-Bissau, Cabo Verde y Santo Tomé y Príncipe. Pese a su aureola romántica, los primeros años de la revolución no estuvieron exentos de tensión: al advenimiento de la democracia sucedió un duro pulso entre los sectores más izquierdistas y los moderados, saldado finalmente con la victoria de estos últimos. La constitución de 1976 confirmó el rumbo democrático de la nación, que de este modo se apartaba del modelo comunista prosoviético por el que algunos abogaban.
La llamada "revolución de los claveles" fue auspiciada por militares que habían combatido a los independentistas en suelo africano, agrupados en el llamado Movimiento de las Fuerzas Armadas (MFA). A diferencia de en la vecina España, por entonces en las postrimerías del franquismo, el Ejército luso contaba en sus filas con un nutrido grupo de oficiales de ideología izquierdista: el papel de éstos fue decisivo para derribar al Gobierno de Marcelo Caetano, que había sucedido en 1968 a un anciano Salazar incapacitado por un accidente.
La canción "Grandola Vila Morena", cuya emisión de madrugada en una cadena de radio dio la señal para la sublevación en los cuarteles, fue uno de los símbolos de la revolución portuguesa de 1974; al igual que los claveles rojos con que la población de Lisboa obsequió a los militares salidos a las calles. Esa primavera, todos los focos del mundo apuntaron a la experiencia lusa, que se rodeó de un halo romántico que aún hoy sigue conservando.
En 1975 se convocaron elecciones constituyentes y se otorgó la independencia a las colonias de Angola, Mozambique, Guinea-Bissau, Cabo Verde y Santo Tomé y Príncipe. Pese a su aureola romántica, los primeros años de la revolución no estuvieron exentos de tensión: al advenimiento de la democracia sucedió un duro pulso entre los sectores más izquierdistas y los moderados, saldado finalmente con la victoria de estos últimos. La constitución de 1976 confirmó el rumbo democrático de la nación, que de este modo se apartaba del modelo comunista prosoviético por el que algunos abogaban.
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