LA ORACIÓN: CONSTITUYENTES,
ESTRUCTURAS Y MODALIDADES.
1.- La oración.
Desde
Aristóteles hasta nuestros días la definición de oración ha recibido numerosas
acotaciones desde el punto de vista lógico, psicológico, distribucional y
gramatical. A continuación vamos a sintetizar las ideas acerca de la oración
desde la Antigüedad
-Aristóteles, Dionisio de Tracia, Prisciano,...-, el siglo XVIII - Port Royal-
y la lingüística contemporánea -Andrés Bello, Rafael Seco, Amado Alonso, Pedro
Henríquez Ureña, la R.A.E.,
Bloomfield, Hockett, Wündt, Paul,...-:
·
Es la
expresión de un juicio lógico: si expresa más de un juicio es una oración
compuesta, a diferencia de la simple, que expresa uno solo.
·
Tal
juicio se expresa mediante la predicación que se hace de un sujeto.
·
Es la
expresión modalizada de una proposición, como aclararemos más adelante al
abordar el concepto de proposición.
·
Expresa
un pensamiento completo y es la unidad mínima en el habla con sentido completo.
·
Es un
grupo fónico delimitado por pausas.
·
Tiene
una entonación independiente, que es solidaria con la modalidad, o actitud del
hablante respecto del enunciado.
·
Psicológicamente
es la expresión lingüística de un hecho analítico de conciencia que ahora se
determina por relaciones lógicas.
2.- Constituyentes de la
oración.
Los
constituyentes básicos de la oración son el sujeto y el predicado, cuyas formas
habituales son el sintagma nominal y el verbal.
El
sintagma es la palabra o grupo de ellas que, como expansión máxima de un
núcleo, posee un sentido unitario aunque pueda ser incompleto en una oración o
proposición. Las palabras - o la palabra, en el caso de que el núcleo sea su
único integrante- son las unidades mínimas desde el punto de vista sintáctico.
El núcleo mantiene una relación de reacción con sus expansiones y, si es
pertinente, una relación añadida de concordancia.
En
este sentido, el sintagma nominal (SN en adelante) posee como núcleo a un modo
de concebir la realidad en sí misma, que categorialmente se traduce en un
sustantivo, en un pronombre -Ya lo sé-, o en algún elemento que haya sufrido una
metábasis, o transposición categorial a sutantivo: un infinitivo nominalizado -Es un deber respetar a los demás-, un
adjetivo sustantivado mediante lo, un
artículo o incluso si el adjetivo está sin determinar -Las viuditas , las casadas y solteras para mí son todas peras en el
árbol del amor-; hay adjetivos que normativamente aparecen con una
frecuencia mayor sustantivados, convirtiéndose en sustantivos de lengua: Los viejos miran los patos del parque.
Las extensiones del núcleo nominal concuerdan en género y número con el mismo -Los coches rojos-.
El
sintagma verbal es el centro de la oración en cuanto es su núcleo, el verbo, el
elemento imprencisdible para predicar un juicio acerca de un modo del ser o del
suceder. De ahí que su función siempre sea la de predicado verbal -PV en
adelante-, salvo si consideramos los verbos copulativos -ser, estar y parecer-como meros nexos de unión entre
el sujeto y la cualidad que se predica de él en el predicado nominal -PN en
adelante-.
Los
complementos son constituyentes obligatorios o no, dependiendo de lo que
Tésniére y la Gramática
de Dependencias llaman valencias sintácticas, es decir, de si el verbo precisa
de complementación para predicar: por ejemplo, un verbo transitivo necesita un
complemento directo necesariamente. De este modo, para Alarcos, complemento es
lo que modifica el siginificado del verbo completándolo, ampliándolo o
restringiéndolo. En el caso de que no sean obligatorios -por ejemplo un
complemento circunstancial de modo para comprar-
estaremos ante complementos marginales o
periféricos; y si son imprescindibles se denominan complementos argumentales.
3.- Estructura de la oración:
Clasificación de las oraciones según el dictum.
La
estructura de la oración, según la definimos, la componen un sujeto y un
predicado. Al mismo tiempo, la oración se compone de un dictum y de un modus. El dictum atiende al contenido de la
representación y su reflejo en la naturaleza morfosintáctica y semántica de la
oración. El modus -del que hablaremos
por extenso al abordar la modalidad- añade la actitud y adhesión del emisor
respecto a su enunciado: así el dictum
Juan viene con una modalidad de apelación exhortativa produce la oración: ¡Que venga Juan! Atendiendo al dictum, las oraciones se pueden dividir
en atributivas y predicativas.
3.1.- Oraciones atributivas.
Su
estructura corresponde a un sujeto del que se atribuye una cualidad expresada
en un predicado nominal. La cualidad, o atributo, se une al sujeto por medio de
un verbo que funciona como mera cópula. Son éstos los verbos copulativos -ser, estar
y parecer-, que expresan un modo del
ser. De este modo su estructura es: Sujeto + Predicado Nominal (cópula +
atributo).
El
verbo copulativo puede omitirse en oraciones unimembres: ¡Qué linda [es]!. Por otro lado, puede funcionar
incluso como verbo predicativo en oraciones intransitivas: ¡Es que no quiero!, Estaré en
casa,... , con impersonales: Es de
día; y como auxiliar: El coche ha
sido fabricado por Seat.
Los
verbos semicopulativos son verbos normalmente predicativos que varían su
significado para expresar una cualidad del sujeto, pero sin llegar a ser meros
nexos de unión: Los amigos quedaron
contentos.
3.2.- Oraciones predicativas.
Las
oraciones predicativas expresan un modo del suceder de la realidad
extralingüística. En este sentido han sido clasificadas según criterios de voz
-pasivas y activas-, de transitividad y reflexividad, e impersonales y no
impersonales.
Las
transitivas tienen un primer
afectado por la acción verbal, el complemento directo (CD en adelante), al que
necesitan para expresar por completo su significado, mientras que las
intransitivas no lo necesitan. No obstante, las oraciones transitivas absolutas son las que no necesitan de
un CD -Llorar- .
Las
reflexivas son un subtipo de las
transitivas: en éstas el sujeto y el término de la acción comparten referente:
pueden ser directas si tal término
es CD -Me abrigué- o indirectas si es complemento indirecto,
o de acusativo griego -Me abrigué la cara-.
Son causativas si el sujeto no es
agente, sino, semánticamente, mediador para de la acción: Me construí un iglú.
Las
llamadas reflexivas intrínsecas
corresponden a los verbos pronominales cuyo significado acaece en el sujeto,
sin que éste se constituya claramente como verdadero agente o término: Me arrepentí de lo que hice.
Algunos
autores incluyen aquí las oraciones con
dativo ético en cuanto es un término
de la acción que puede coincidir con el referente del sujeto, si bien tal
término es estilístico y elidible: Me
cogí mi coche y me fui.
Las
recíprocas son una modalidad de las
reflexivas, pero en este caso se trata, semánticamente, de una pluralidad cuyos
componentes se realizan la acción mutuamente: Los niños se daban balonazos.
Dentro
de las intransitivas, Alarcos
realiza la siguiente división desde una perspectiva semántica:
·
Estáticas: expresan un modo de estar: Yo me comporto bien.
·
Dinámicas: expresan proceso: Corrí ayer.
·
Eventuales: son verbos transitivos en construcción
eventualmente intransitiva: Ayer comí
tarde.
Las
oraciones pasivas no tienen a un
sujeto agente que realice la acción verbal, como sucede con las activas, sino que su sujeto recibe la
acción del verbo y es el complemento agente el que realiza tal acción. De ahí
que éste pase a sujeto y aquél sea CD en la voz activa : Ese coche ha sido fabricado por Seat > Seat ha fabricado ese coche. Con todo, la norma impide esta
transformación en algunos casos: Tengo
dolores de espalda > *Dolores de
espalda son tenidos por mí.
Las
pasivas reflejas se forman con la
marca se y con el verbo en tercera
persona; pueden ser conmutadas por una pasiva perifrástica: Se ha firmado la paz > La paz ha sido firmada.
Por
último hay oraciones con verbos impersonales,
que carecen de sujeto: son pura predicación de una realidad extralingüística.
Así tenemos las de fenómeno meteorológico: Llovió mucho
anoche; las gramaticalizadas con
haber, hacer, estar y ser: Es
de noche, Está nublado, Hace frío, Hay gente importante,...; absolutas
con se: Se vive a gusto con los niños;
entre éstas, si el verbo concuerda con el CD, son pasivas: Se venden botellas
-en este caso sí tienen sujeto gramatical, el paciente, pero carecen de sujeto
lógico en cuanto agente-, pero si no concuerdan con el CD serán activas: Se vende botellas.
Para
Alcina y Blecua, la impersonalidad no es sólo un hecho de sintaxis: también lo
es de semántica. Por eso hay muchos recursos de expresar impersonalidad aun con oraciones con sujeto. Lo importante es que el sujeto no se expresa para
indicar universalidad - ¡Uno va a allí y
lo tiene claro!, Si tú dices que sí,
seguro que te contradicen- y
porque carece de interés: Dicen que el
rey vendrá por la mañana.
4.- La modalidad.
Los
tipos de oraciones se pueden clasificar según el modus, o modalidad. La modalidad es la actitud y el grado de
adhesión del hablante con su enunciado. Básicamente se ciñen a los tipos de
comunicación oral. Según Bühler
estas categorías responden a las tres concepciones del signo lingüístico: las
enunciativas hacen hincapié en el carácter de símbolo del signo lingüístico;
las expresivas son síntoma y las apelativas entienden al signo lingüístico como
señal.
4.1.- Las enunciativas.
La
información de ellas se centra en el referente: pueden ser negativas o
afirmativas. El emisor afirma o niega un hecho, sin que exprese su actitud ante
él, de modo total (Juan no ha venido)
o parcial (Juan aprueba sin esfuerzo).
Las oraciones simples enunciativas son las oraciones nucleares de una lengua y,
de hecho, su adquisición es primaria en la ontogénesis.
Esta modalidad se refuerza mediante una serie
de recursos: generalmente el verbo está en indicativo, en cuanto este modo se
especializa en expresar la objetividad. Tampoco la actitud se recalca en la
entonación: tienen una línea melódica sostenida que finaliza en inflexión
descendente. Si poseen varios grupos fónicos, separados por pausas, los que
preceden al último presentan inflexión ascendente por encima del tono normal.
4.2.- Las expresivas.
En
éstas sí predomina la actitud del hablante ante el hecho que comunica. A su vez
se dividen en desiderativas-optativas, dubitativas y exclamativas.
4.2.1.- Desiderativas-optativas.
El
hablante expresa un deseo cuyo referente no es ni verdadero ni falso. El modo
verbal es el subjuntivo, que expresa la irrealidad de lo enunciado. Puede
señalarse con marcas enfáticas: Ojalá,
así,... El verbo en presente expresa
mayor posibilidad de realización, mientras que si va en imperfecto lo hace en
menor grado.
En
las potenciales el deseo es
realizable en mayor o menor grado: ¡Ojalá
esté! / ¡Ojalá estuviese!;
mientras que las irreales expresan
imposibilidad de cumplimiento del deseo: ¡Ojalá
fuese tú! Las potenciales pueden confundirse con las exhortativas si omiten
el verbo principal y dejan el nexo que:
[deseo] [ordeno] Que se vayan ya.
4.2.2.- Dubitativas de posibilidad o
probabilidad.
El
hablante expresa una duda sobre un hecho y la posibilidad de que éste sea
afirmativo o negativo: Quizás Ana no
venga. Tiene marcadores como adverbios modalizadores de duda -acaso, tal vez, probablemente,...-
En cuanto al modo, usa de indicativo si la duda está atenuada por una posible
certeza: Quizá está enfermo; mientras
que si la incertidumbre se intensifica se empleará el subjuntivo: Quizá esté enfermo.
Otras
formas verbales muy usadas son el futuro simple o compuesto -¿Habrán estado aquí y no lo sé?- y las
perífrasis modales: Puede ser que no
venga.
4.2.3.- Exclamativas.
Algunos
lingüistas, como Amado Alonso o Henríquez Ureña, no la tienen en cuenta porque,
arguyen, cualquier modalidad puede ser expresada de modo exclamativo. Sin
embargo, sí es cierto que tienen un carácter afectivo que pondera lo enunciado,
de ahí que puedan asociarse a la modalidad expresiva. Puede marcarse de
diversos modos: por pronombres, adverbios y conjunciones - ¡Qué alegría! -, por sintagmas fosilizados - ¡Vaya una alegría! - o, simplemente, alterando el orden lineal de
las palabras dándoles un entorno envolvente: ¡A las once quedamos!.
Hay
varios tipos: además de las oraciones con verbo, pueden ser sin éste - ¡Por Dios! -, interjecciones propias - ¡Ay!,
¡Caramba! -, impropias - ¡Bien!, ¡Cielos! - e interrogativas retóricas,
que no esperan respuesta: ¿Qué habré
hecho yo?
4.3.- Las apelativas.
Añaden
a la intención comunicativa del hablante, o acto ilocutivo (mandar, pedir,
preguntar,...), el acto perlocutivo, o efecto que se espera en el receptor. Por
eso pueden ser interrogativas y exhortativas.
4.3.1.- Interrogativas.
Suscitan
una respuesta verbal en el oyente porque expresan un contenido incompleto que
demanda satisfacerse. Su curva melódica tiene un final ascendente muy marcado.
Las
interrogativas totales tienen por
respuesta sí / no; si van negadas añaden incertidumbre: ¿No ha venido Pedro? Las parciales
preguntan por un elemento representado catafóricamente por un pronombre, un
adverbio, una conjunción o una locución interrogativa: ¿Dónde está Juan? Las interrogativas indirectas son subordinadas y no tiene signos de exclamación: Dime qué quieres.
4.3.2.- Exhortativas.
Expresan
mandato, exhortación o ruego. En este caso, el acto perlocutivo no demanda
información, sino una reacción por parte del oyente, es decir, una respuesta,
generalmente no verbal (salvo en los casos con verba dicendi: Dime que sí).
Tienen un modo propio, el imperativo, para las personas receptoras: segunda del
singular y del plural; para el resto de personas se emplea el subjuntivo: Que inventen ellos. No obstante la norma ha ido
especializando diversos usos: interrogativa de ruego: ¿Puede darme fuego? ; a + infinitivo: ¡A callar! ; o gerundio
exclamativo: ¡Andando!
5.- La proposición.
Según
la gramática tradicional y el generativismo, una proposición es cada una de las
oraciones que, reunidas por coordinación, subordinación o yuxtaposición, forman
la oración. Para Chomsky, hay tantas proposiciones como oraciones nucleares,
luego son incrustadas en la matriz mediante el componente transformacional.
Normalmente una proposición no tiene autonomía sintáctico-semántica, a
diferencia de la oración.
En
este sentido las relaciones entre oraciones son de coordinación, subordinación
y yuxtaposición: la coordinación conecta oraciones independientes entre sí que
suman significados de modo copulativo, adversativo, distributivo y disyuntivo.
Las subordinadas, por el contrario, cumplen una función dentro de una oración,
que es principal respecto a ella -de ahí que carezca de autonomía- y que es la
propia del sustantivo -subordinadas sustantivas-, del adjetivo -subordinadas
adjetivas- y del adverbio -subordinadas adverbiales-. En el caso de que ni
coordinadas ni subordinadas estén unidas por nexo alguno estaremos ante una
yuxtaposición: Canto, bailo: hago muchas
cosas; Me preguntó: "¿Dónde
vas?".
Hjelmslev
mantiene que una proposición es el significado lógico semántico que subyace a
una oración: así I do not know, No sé o Je ne sais pas, a pesar de pertenecer a idiomas distintos comparten
proposición. Así lo confirman Breckle y Schmidt: es el núcleo semántico, sin
componentes modales, que subyace a una oración aún no emitida.
En
este mismo sentido Fillmore afirma que es una de las estructuras de base de las
oraciones: es el sentido lógico y semántico de una oración antes de que se le
añada la modalidad. Por eso reescribe: oración = modalidad + proposición (verbo
+ casos semánticos). Así nos estaríamos acercando a una identificación de
proposición con dictum y de modalidad
con modus, según vimos arriba.