Mª. MAR GARCÍA
COORDINADORA DE COEDUCACIÓN
IES CARMEN DE BURGOS
El Día Internacional de la Mujer, que tiene sus orígenes
indiscutiblemente en el movimiento internacional de mujeres socialistas de
finales del siglo XIX, tenía como finalidad exclusiva promover la lucha por el
derecho al voto femenino, sin ningún tipo de restricción basada en el nivel de
riqueza, propiedades o educación. La decisión de convertir esta celebración en
una festividad internacional corrió a cargo de Clara
Zetkin (Sajonia,
Alemania – 1857), líder del movimiento alemán de mujeres socialistas. Pero la
propuesta presentada por Zetkin en la II Conferencia Internacional de Mujeres
Socialistas en 1910, tenía un antecedente en el que inspirarse, el Women’s Day
que las socialistas estadounidenses llevaban celebrando desde 1908, cuya
finalidad era la reivindicación del derecho al voto para las mujeres. El
Partido Socialista Americano designó el último domingo del mes de febrero, día
28 de 1909, como Woman’s Day, para reivindicar el derecho de las mujeres al
sufragio. Y hasta el 1920 no fue aprobada la Decimonovena Enmienda de la
Constitución Estadounidense por la que se otorgaba a las mujeres el derecho al
sufragio.
De esta
forma, la primera celebración del Día Internacional de la Mujer se produjo el
19 de marzo de 1911, y fue seguido en Austria, Alemania, Dinamarca y Suecia.
En los
primeros años, el esta efeméride se festejaba en fechas diferentes según los
países, pero en 1914, a propuesta de las feministas alemanas, se celebró por
primera vez el 8 de marzo en Alemania, Suecia y Rusia. También la Revolución
Rusa de 1917 tuvo una gran influencia a todos los niveles en la elección de
este día internacional. Aunque el 8 de marzo se llevaba celebrando en Rusia
desde 1914, en el año 1917 las mujeres rusas se amotinaron ante la falta de
alimentos, dando inicio al proceso revolucionario que acabaría en el mes de
octubre de ese mismo año. Los acontecimientos del 8 de marzo de 1917 (23 de
febrero en su calendario) son importantes, no sólo porque dieron origen a la
revolución y porque fueron protagonizados por mujeres, sino porque, según todo
parece apuntar, esos sucesos fueron los que hicieron que el Día Internacional
de la Mujer se pasara al celebrar sin más cambios hasta la actualidad el 8 de
marzo.
Cuando se celebró el primer Día Internacional de
la Mujer en 1911, más de un millón de mujeres participó públicamente en él.
Además del derecho a voto y a ocupar cargos públicos, demandaban el derecho a
trabajar, a la enseñanza vocacional y el fin de la discriminación en el
trabajo”.
Las actividades que
estamos trabajando para la conmemoración del 8M en las horas de tutoría
incluyen, además de investigar el origen de esta efeméride que he incluido al
comenzar esta entrada, buscar información acerca de Carmen de Burgos,
mujer ilustre que da nombre a nuestro centro. Podéis leer información sobre su
vida y obras en el Tablón de Coeducación que hay en el hall del centro.
Otra
campaña que estamos trabajando para celebrar el 8M es la de “Mi madre: una
mujer excepcional”, que pretende dar la relevancia que se merece el trabajo
que realizan nuestras madres tanto en el hogar como laboral. Para ello, os
invito a leer “La carta de una madre” extraída del blog del CEIP San Walabonso,
que os dejo a continuación:
CARTA DE UNA MADRE
Queridos todos: Me voy. Volveré cuando sepáis dónde están
guardadas las bolas de naftalina, cuando nuestra casa ya no tenga secretos para
ninguno de vosotros, cuando seáis capaces de descifrar los códigos de los
botones de la lavadora, cuando logréis reprimir el impulso de llamarme a gritos
si se acaba la pasta de dientes o el papel higiénico. Volveré cuando estéis
dispuestos a llevar conmigo la corona de reina de la casa. Cuando no me
necesitéis más que para compartir.
Ya sé que me echaréis de menos, estoy segura. También yo a
vosotros, pero sólo desapareciendo podré rellenar los huecos que vuestro cariño
me produce... Sólo podré estar segura de que verdaderamente me queréis cuando
no tengáis necesidad de mí para comer o para vestiros o para lavaros o para
encontrar las tijeras. Ya no quiero ser la reina de la casa, estoy harta, me he
cansado de tan gran responsabilidad y he caído en la cuenta de que si sigo
jugando el papel de madre súper no lograré inculcaros más que una mentalidad de
súbditos. Y yo os quiero libres y moderadamente suficientes y autónomos.
Ya sé que vuestro comportamiento conmigo no es más que un
dejarse llevar por mi rutina; también por eso quiero poner tierra por medio. Si
me quedo, seguiré poniéndoos todo al alcance de la mano, jugando mi papel de
omnipresente para que me queráis más. Sí, para que me queráis más. Me he dado
cuanta de que todo lo que hago es para que me queráis más, y eso me parece tan
peligroso para vosotros como para mí. Es una trampa para todos.
Palabra de honor que no me voy por cansancio, aunque sea una
lata dormirse todas las noches pensando en la comida del día siguiente y hacer
la compra a salto de mata cuando vienes del trabajo y, a la larga, pesa mucho
la manía de ver siempre un velo de polvo en los muebles cuando me siento un
rato en el sofá, y la perenne atracción hacia la bayeta y la cera. Pero no es
sólo por eso. No. Tampoco me voy porque esté harta de poner la lavadora
mientras me desabrocho el abrigo ni porque quiera estar más libre para hacer
carrera en mi trabajo. No. Hace ya mucho tiempo que tuve que elegir una
perpetua interinidad en mi profesión porque no podía compatibilizar una mayor
dedicación mental al trabajo profesional con la lista de la compra. Me voy para
enseñaros a compartir, pero sobre todo me voy para ver si aprendo a delegar.
Porque si lo consigo, no volveré nunca más a sentirme
culpable cuando no saquéis notas brillantes o cuando se quemen las lentejas o
cuando alguno no tenga camisa planchada que ponerse.
La culpa de que sea imprescindible en casa es sólo mía, así
que desapareciendo yo por unos días, os daréis cuenta vosotros de que la
monarquía doméstica es fácilmente derrocable y quizá yo pueda aprender la
humildad necesaria para ser, cuando vuelva, una más entre la plebe.
Cuando encontréis la naftalina no dejéis de avisarme. Seguro
que para entonces yo también habré aprendido a no ser tan excesivamente buena.
Puede ser que ese día no nos queramos más, pero seguro que nos querremos mejor.
Besos. Mamá.
C. de Santos -
"Ser Humano"
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Los comentarios siempre son moderados por los administradores de Nuestro Blog....