19 de diciembre de 2014

Hay que dejar solas a las madres de los niños desaparecidos...


Un siete, 
de diciembre, 
o en el alma,
sin ir más lejos,
sin quedarse más cerca... 


“Hay que dejar las madres que lloren solas”
Creo que nunca habrá mejor ocasión de dejar algo más que
y detenerse para desbaratar las palabras
destrabar el cielo,
bajar al infierno de los sinsentidos,
para que otras palabras acunen y mezcan a las madres,
y destruyan las anteriores. 
La inmigración,
por dolor,
por amor,
lo más triste que se puede sentir
en las almas de los que buscan.
Prefiero ser clandestino con ellas y ellos,
a pensar que las madres, o padres, 
hay que dejarlos solos cuando pierden en la vida,
a sus verdaderas vidas,
y con ella parte de su esperanza, 
quizás toda ella,
porque se queda en este mediterráneo escrito en minúsculas.
al ser salvaje con mayúsculas
y jodidamente cruel.
Deslumbrados por el oropel,
buscando la esperanza de lo que no tienen allí,
cruzaban el estrecho,
esperando luces,
han encontrado sombras.

Que ellas se apiaden de nosotros.
No las dejéis solas,
No las dejamos solas.

Solo voy con mi pena
Sola va mi condena
Correr es mi destino
Para burlar la ley
Perdido en el corazon
De la grande Babylon
Me dicen el clandestino
Por no llevar papel


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