El día mundial de la poesía..de las palabras no escritas, no
constreñidas bajo regla alguna ajena al sentimiento, se celebra el mismo día en que la primavera
nos visita,de ahí su nombre en Europa.. “la primavera de los poetas”
..ese
tiempo de sol, de sal y mar, arena, campo y flores
..ese tiempo de lunas y
estrellas e el que se nos hace esencial bajar la velocidad de la vida, acariciar el lomo
de un libro y calarnos de las letras de nuestros amados poetas, de
nuestros queridos maestros de la palabra..
Esos hacedores de pálpito, sentir y verbo soberbio que acarician el alma de norte a sur...
Esos hacedores de pálpito, sentir y verbo soberbio que acarician el alma de norte a sur...
Este año el elegido para celebrar este día es JAIME SABINES y su lindo poema a
LA LUNA...
La luna se puede tomar a cucharadas
o como una cápsula cada dos horas.
Es buena como hipnótico y sedante
y también alivia
a los que se han intoxicado de filosofía.
Un pedazo de luna en el bolsillo
es mejor amuleto que la pata de conejo:
sirve para encontrar a quien se ama,
para ser rico sin que lo sepa nadie
y para alejar a los médicos y las clínicas.
Se puede dar de postre a los niños
cuando no se han dormido,
y unas gotas de luna en los ojos de los ancianos
ayudan a bien morir.
Pon una hoja tierna de la luna
debajo de tu almohada
y mirarás lo que quieras ver.
Lleva siempre un frasquito del aire de la luna
para cuando te ahogues,
y dale la llave de la luna
a los presos y a los desencantados.
Para los condenados a muerte
y para los condenados a vida
no hay mejor estimulante que la luna
en dosis precisas y controladas.
o como una cápsula cada dos horas.
Es buena como hipnótico y sedante
y también alivia
a los que se han intoxicado de filosofía.
Un pedazo de luna en el bolsillo
es mejor amuleto que la pata de conejo:
sirve para encontrar a quien se ama,
para ser rico sin que lo sepa nadie
y para alejar a los médicos y las clínicas.
Se puede dar de postre a los niños
cuando no se han dormido,
y unas gotas de luna en los ojos de los ancianos
ayudan a bien morir.
Pon una hoja tierna de la luna
debajo de tu almohada
y mirarás lo que quieras ver.
Lleva siempre un frasquito del aire de la luna
para cuando te ahogues,
y dale la llave de la luna
a los presos y a los desencantados.
Para los condenados a muerte
y para los condenados a vida
no hay mejor estimulante que la luna
en dosis precisas y controladas.
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