1.- La prosa medieval.
1.1.- Introducción.
Nace en romance mucho después del verso. Por ella se
entiende discurso que va hacia delante frente al verso, considerado como discurso que vuelve según medida: el verso tenía mayor prestigio,
mientras que la prosa tenía que
disociarse del romance vulgar e irle ganando terreno al latín como lengua de
cultura.
De ahí que fuera inicialmente, eminentemente didáctica.
Mientras que en Francia e Italia las primeras muestras de prosa son jurídicas,
en España son religiosas: las glosas.
Las emilianenses datan de fines del
IX y principios del X y proceden del Monasterio de San Millán de la Cogolla. Está en
latín y es una miscelánea religiosa que al final incluye un glosario y varios
comentarios en romance. Las glosas silenses proceden del Monasterio de
Santo Domingo de Silos y tienen un glosario similar al anterior, pero, esta
vez, a una compilación de los pecados agrupados en torno a los Diez Mandamientos para la confesión.
1.2.- Tipología (López Estrada)
-
Sermones:
la Iglesia va
evangelizando en romance al pueblo por medio de este género, que ya existía en
la tradición bíblica-latina. A partir de finales del siglo XII va introduciendo
cuentos breves, sermones, refranes,... convirtiéndose en un antecedente de la
literatuta cuentística y de exempla,
al tiem po que toma buena parte del acervo de la oralidad del pueblo.
-
Prosa
gnómica o sentenciosa: Es didáctica y sentenciosa: son guías muy
populares de comportamiento para el
creyente bajo formas de máximas, pensamientos, citas apócrifas o ciertas de
autoridades de la
Antigüedad ,... que fueron agrupadas en summas.
-
Proverbios
y refranes: expresaban una experiencia y un consejo que se
encerraban en una oración breve: en ellos se mezclaba lo culto con lo popular.
Sirvieron de libro de referencia a muchos autores del siglo XIV.
-
Prosa
histórica y legislativa: a pesar de no ser literatura, López Estrada se
limita a destacar que toman categoría artística por la calidad de su prosa, al
ser la lengua de cancillería la que irradia la norma. Se conservan un resumen
en castellano de la Historia
Roderici y fragmentos en las Chronicas Navarras.
-
Ficción (Exempla):Es el primer género de ficción
en el Medievo. Básicamente, es un relato breve moral o moralizado que se cita
en apoyo de una doctrina, por lo que carecen de autonomía. Entran en España en
el siglo XII y empiezan a decaer a finales del siglo XV. Aunque entra por vía
árabe, tiene un origen occidental: la oratoria práctica de Cicerón y
Quintiliano, ejemplarmente difundida en el Medievo por El libro de los dichos y hechos memorables, de Valerio
Máximo.
-
Ficción
(Fábulas): Es un relato de índole verosímil, no realista, de
preferente predominio de los protagonistas animales personificados. Se
agrupaban en Isopetes (por el
fabulista Esopo, lo que delata su origen igualmente occidental). Junto a los exempla, darán lugar a los cuentos.
-
Ficción
(Cuentos): Eran relatos breves, pero de una extensión mayor a los
dos tipos anteriores. La figura principal es el narrador como voz que sirve de
referente moral, religioso y filosófico: de ahí que apenas existieran diálogos.
Los protagonistas son seres humanos o personificados.
-
La
influencia oriental de los cuentos es notable: el sentido de lo
didáctico es eminentemente oriental. De hecho, como luego veremos, el Arzobispo
Don Raimundo crea, ya en el siglo XI, la
primera escuela de traductores une a árabes, judíos y cristianos para verter,
generalmente con el latín como lengua puente, obras de origen oriental. En esta
línea se escribe Disciplina clericalis,
obra de principios del siglo XII del judío español Pedro Alfonso. Es la primera
colección de cuentos orientales conocida en occidente: se compone de 34 cuentos
engarzados entre sí por una ficción que sirve de marco, donde un padre
alecciona a su hijo mediante una sucesión de cuentos que no retoman la trama:
es una estructura acumulativa y abierta: trama-exempla.
1.3.- La escuela de traductores de Toledo.
Al-Ándalus puso al alcance de Europa
libros en árabe, no sólo de escritores árabes, sino también títulos y
pensamientos hindúes, persas y grecolatinas perdidas entonces en la tradición
occidental.
Las traducciones se iniciaron en el siglo
X en el monasterio de Ripoll con el latín como lengua final. Tal monasterio fue
cita de todos los hombres sabios de Europa, independientemente de sus
confesiones.
Cuando Toledo fue conquistada en 1085 se
vio que allí había una enorme tradición bibliográfica y un fuerte polimorfismo
de culturas. En el siglo XI se iniciaron allí las primeras traducciones eclipsando a Ripoll. La figura
clave de esta empresa es Raimundo, arzobispo de Toledo de 1126 a 1152: reunió a
musulmanes, cristianos y hebreos en una gran biblioteca.
Además de la sabida tradición musulmana,
los judíos aportaron toda la tradición hispanojudía y su sabiduría en
traducciones del árabe, pues todos ellos eran habitantes de Al-Ándalus que
habían venido a Toledo refugiándose de las represiones almohades.
La dificultad de traducir directamente al
latín –pocos eran los que dominaban la lengua de origen y la latina- hizo
preciso que un judío realizara un tosco borrador intermedio en castellano, que
a veces, incluso, pudo ser oral. Este borrador era vertido al latín por
cristianos generalmente. Recuérdese que tales traducciones no eran literarias
sino literales: de ahí múltiples los calcos morfosintácticos de otras lenguas
que delatan estos libros.
Fue Fernando III quien, en la primera
mitad del siglo XIII, notó la necesidad de fijar los borradores castellanos.
Por un lado, las lenguas romances se van revalorizando como lengua de cultura
cada vez más; por otro, el cristiano era la lengua común a las tres etnias, lo
que facilitaba el trabajo.
La necesidad de fijar un modelo para los
traductores fue una de las causas que llevaron Alfonso X a fijar lo que
conoceremos como castellano alfonsí.
1.4.- Fernando III.
Es el verdadero iniciador e impulsor de la prosa en castellano en la primera mitad del siglo
XIII. La obra producida bajo sus auspicios pueden dividirse en los siguientes
grupos:
-
Obras didáctico morales:
Dentro de la literatura gnómica y de refranes destacan El libro de los doce sabios y
El libro de los cien capítulos, mientras que la literatura de debates
aparece en El diálogo del Cristiano con el judío. Bonium o Bocados de ogro
es un libro de cuentos con cuento-marco: un rey persa va a la India en busca de un sabio
hindú quien le alecciona.
-
Obras históricas y legislativas: Hizo,
entre otros títulos, Historia de los
godos –con poemas épicos prosificados- y la traducción del Fuero Juzgo.
-
Calila
e Dimna: Se tradujo del árabe en 1251 por orden de Alfonso X,
aún infante, aunque bajo la protección de Fernando III.
-
Sendebar
o Libro de los engaños e asayamientos de la muyeres, de
1253: proviene de un manuscrito árabe, que, a su vez, es traducción de uno
sánscrito. Es didáctico pero con notas picantes por influencia de los fabliaux franceses y de la misma
sensualidad árabe. Inaugura en la tradición hispánica dos cuentos luego
recurrentes: el de Trotacoventos y el de la lechera. En cuento marco, se cuenta
cómo la madrastra de un príncipe intenta seducir a éste sabiendo que él ha de
silenciar la propuesta. El príncipe pide consejo a sus sabios y éstos le
aleccionan con exempla misóginos. Tras cada uno de ellos se reanuda la trama y,
efecto, las ideas del exemplum se
cumplen. Tiene por tanto una estructura
cerrada: trama-exemplum-trama.
-
La
doncella Teodora se sitúa en la literatura gnómica, donde esta
doncella es aleccionada por un grupo de sabios.
2.- Alfonso X.
Sucede en su labor
a Fernando III durante su reinado, de 1252 a 1284.
Promueve la traducción y redacción
en castellano de obras jurídicas, históricas y científicas, además de
literarias; pero lo más importante es que hace de este idioma lengua de
cancillería. Según se deduce del Libro de
la ochava esfera, incluso llegó a participar en la corrección de textos en castellano drecho personalmente. Tal
modalidad seguirá siendo el esqueleto base de la norma castellana hasta los
Siglos de Oro; no sólo desde el punto de vista ortográfico, sino del propio
sistema: introdujo oraciones más largas, perfeccionó el sistema de las
conjunciones, explicaba los cultismos que luego han quedado integrados en
nuestro idioma,...
2.1.- Obras
históricas.
Una de las principales es la Crónica
General o Estoria
de España (versión definitiva de 1270-1274). Trata de agrupar todas las
noticias sobre España desde Noé hasta su predecesor, Fernando III, afán inédito
en las letras castellanas. Según Menéndez Pidal, el último tercio no fue
revisado por Alfonso X, sino por su sucesor Sancho IV (reinado, 1258-1295),
mientras que Diego Catalán aduce que esta parte fue reformulada en la segunda
mitad del siglo XIV.
Hay digresiones sobre temas no ibéricos sino
occidentales, como Roma, el papado,... Tal vez, según Francisco Rico, fue este
giro hacia la historia universal lo que no satisfizo al monarca e hizo que la
abandonara como proyecto.
Sus fuentes son las crónicas latinas y árabes medievales
sobre la del Tudense y la del Toledano.
Igualmente tomó en cuenta, para los primeros capítulos, el Antiguo Testamento y otros
textos eclesiásticos.
La intensidad con que narra el Medievo se intensifica al
resumir y prosificar algunos poemas épicos, algunos de ellos perdidos, como La condesa traidora, Cantar de Sancho II, Romanz del Infant García, Bernardo del Carpio, Mió Çid y Los siete Infantes de Lara.
Otra obra historiográfica importante es la General Estoria ,
donde, con el mismo método que la
anterior, trata de recoger en seis partes la historia de todos los pueblos
vivos en el siglo XIII.
Parte igualmente del Antiguo
Testamento, pero las partes históricas de la Biblia
toman asiento en la
Historia Escolástica
de Pedro Coméstor (especialmente para los datos profanos), y las Glossas ordinarias y las Antigüedades judías, de Josefo. Esta vez
añade una interpretación histórica de los mitos, tomados de las Metamorfosis, de Ovidio.
2.2.- Obras
científicas.
Fueron las más divulgadas y traducidas, y las que le
reportaron al rey el sobrenombre de El Sabio. En las Tablas Alfonsíes y en los Libros
del saber de la Astronomía ,
usados hasta el Renacimiento, se describe los movimientos de los planetas y las
medidas del tiempo siguiendo a Tolomeo.
El Picatrix y
el Lapidario tratan de astrología y
de las propiedades astrológicas de las piedras según su signo astrológico,
respectivamente.
Por último, en el Libro
de axedrez, dados y tablas, traducido del árabe, se da el mejor tratado de
ocio de la Europa
de su tiempo. Plantea en él al hombre en una nueva dimensión cultural: la
necesidad del ocio.
2.3.- Obras jurídicas.
Continúa unificando y sintetizando saberes, pero esta vez
con la intención de unificar jurídicamente su reino: son importantes el Fuero real –promulgado antes de su
muerte- el Setenario –incluido en Las Siete Partidas- y Espéculo. Pero su obra capital es Las Siete
Partidas: es un auténtico manual de marco de
convivencia. Por eso incluye disquisiciones acerca de lo religioso, la amistad,
lo didáctico, lo lúdico,.. todo lo que había que regular de las costumbres y
usos de su época:
Estructura del Las Siete Partidas.
I.- Religión y estados
eclesiales.
II.- Emperadores, reyes y
otros señores.
III.- Justicia.
IV.- Matrimonio y familia.
|
V.- Empréstitos, cambios y
compras.
VI.- Testamentos y
herencias.
VII.- Delitos civiles y
sanciones.
|
3.- Don Juan
Manuel y la prosa del siglo XIV.
-
Es el siglo de la aparición de la burguesía con
cierta pujanza, la iglesia se ve sometida a numerosas herejías y las
calamidades provocan manifestaciones religiosas extremas: el espíritu
caballeresco se ve debilitado como estamento por sus continuas luchas contra
los nobles. En este contexto, Don Juan Manuel, sobrino de Alfonso X, se integra
de lleno en su clase: lucha contra los reyes y llega a aliarse con el monarca
musulmán de Granada: sus libros están dirigidos a apuntalar la conciencia de
pertenecer a un clase, la caballeresca.
-
No obstante, este sentimiento de pertenencia se
compensa con un extremo individualismo literario hasta el punto de dedicarse a
la escritura exclusivamente. Es la primera vez que esto sucede en las letras
hispánicas: retoca continuamente sus obras con sentido de propiedad
intelectual; no cumple con la humilitas
propia de la retórica: finge desconocer el latín para mostrarse original y
defiende la primacía del castellano; otro rasgo de su individualismo es
insertar sus obras en su tiempo e insertarse él mismo como personaje.
Libros conservados
|
Libros perdidos
|
Libro
infinido: se educa a un hijo para que mantenga las costumbres
caballerescas.
Libro
de la caza: manual de ocio noble
para los de su estamento.
Crónica
abreviada: Resumen de
Tractado
de la asunción de
El
conde Lucanor
El
libro de los estados: los describe en la línea de las danzas de la
muerte.
El
libro del caballero y del escudero: en él ambos mantienen un
diálogo, o fabliella, donde aquél
adoctrina a éste sobre las esencias de la caballería.
|
O
El
libro de los sabios.
El
libro de las cantigas.
El
libro de la caballería.
El
libro de los engennos.
Las
reglas de trovar.
|
2.1.- Libro de los exemplos del conde Lucanor e de
Petronio.
Consta de siete partes: en los dos prólogos alega que el libro está escrito para que el hombre
–debemos de entender “el caballero”- lo aproveche en este mundo y guarde fama,
hacienda y honra para salvar su alma. Dice escribir para lectores legos y
desconocedores del latín con la intención que arriba señalamos. Su público, no
obstante, son los nobles: los temas tratan los problemas propios de éstos y las
soluciones on propias de esta perspectiva.
En las partes
segunda, tercera y cuarta las escribió, aduce, por petición del noble Jaime
de Xérica, quien le encareció la obscuritas
como señal de prestigio y docta letra: son cien, cincuenta y treinta
proverbios, respectivamente, del acervo tradicional, pero manipuladas y
oscurecidos por mero juego literario. Con ello se demuestra que no escribía
para legos, como escribía en el prólogo, sino para una elite de la cultura
romance: su estamento.
La quinta parte
retorna al conde Lucanor y a su Petronio: ahora expone éste claramente, sin
exempla, qué debe hacer un hombre para salvar su alma.
2.1.1.-
La primera parte.
No obstante, es la primera
parte la que cuenta con mayor fama e influencia: estructuralmente responde
al conjunto de cuentos que están en función de uno principal que les sirve de
marco. En nuestro caso se trata de los exempla
que Petronio le ofrece a su señor para ilustrar una idea social. Esta idea
social es de tipo práctica: siempre remite al ideal ético de su estamento: salvar el alma cuidando en la tierra la fama,
la hacienda y la honra.
La lengua y estilo de la obra presenta, según Joaquín
Casalduero, una evolución de lo más fácil a lo más oscuro: lo fácil serían los
exempla, propios dl adoctrinamiento directo; mientras que los proverbios son
orientados a la condición de elite culta de su estamento.
Utiliza la amplificatio
de repetición por variación (repetición léxica, sinónimos juntos,
enumeraciones,...) acumulativos para aclarar o alargar los cuentos, y la abreviatio para las síntesis de verso y
proverbios.
La estructura
de cada exemplum es la siguiente:
/Marco
primero:
/Presentación
del asunto.
/Fabliella, o diálogo preparatorio que
plantea el tópico puer-senex.
/El
conde pide el consejo.
/Petronio
lo anuncia. Como la petición, está en estilo directo y en tiempo presente.
/Exemplum::
/Presentación.
/Planteamiento.
/Desenlace.
/Vuelta
al marco inicial:
/Enseñanza
de Petronio.
/Síntesis
de ésta en versos en tiempo futuro, que expresan universalidad de conductas
prácticas futuras.
Los
antecedentes se encuentran en el Sendebar
y en Disciplina clericalis. De éste toma las sentencias finales a modo de síntesis
de Petronio y su estructura abierta-acumulativa, mientras que del primero
recoge el tipo de sabio fiel a la instrucción práctica de su señor. Sin
embargo, a diferencia de éstos, su conciencia de clase le lleva a anular el
carácter tradicional e impersonal de los cuentos: es un libro hecho por un
noble y para nobles de su tiempo, no de otro.
Para la
Juan Luis Alborg, el predominio de la primera persona es
igualmente de influencia árabe; este influjo lo remarca Mª Jesús Lacarra al
atender al sentido pragmático, y no religioso o espiritual, de la obra,
diferenciándose en esto de la clerecía del siglo XIII.
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