EL SINTAGMA NOMINAL.
1.- El sintagma nominal:
definición.
1.1.- Definición de sintagma.
El
sintagma es la palabra o grupo de ellas que, como expansión máxima de un
núcleo, posee un sentido unitario aunque pueda ser incompleto en una oración o proposición.
Las palabras - o la palabra, en el caso de que el núcleo sea su único
integrante- son las unidades mínimas desde el punto de vista sintáctico. El
núcleo mantiene una relación de reacción con sus expansiones y, si es
pertinente, una relación añadida de concordancia.
1.2.- Definición de sintagma nominal.
En
este sentido, el sintagma nominal (SN en adelante) posee como núcleo a un modo
de concebir la realidad en sí misma, que categorialmente se traduce en un
sustantivo, en un pronombre -Ya lo sé-, o en algún elemento que haya sufrido una
metábasis, o transposición categorial a sutantivo: un infinitivo nominalizado -Es un deber respetar a los demás-, un
adjetivo sustantivado mediante lo, un
artículo o incluso si el adjetivo está sin determinar -Las viuditas , las casadas y solteras para mí son todas peras en el
árbol del amor-; hay adjetivos que normativamente aparecen con una
frecuencia mayor sustantivados, convirtiéndose en sustantivos de lengua: Los viejos miran los patos del parque.
Las extensiones del núcleo nominal concuerdan en género y número con el mismo -Los coches rojos-. De los distintos
tipos de adyacentes y determinantes trataremos más adelante.
2.- Definición del sustantivo.
2.1.- Definición categorial y semántica.
Al
margen de su carácter formal el sustantivo puede ser definido, desde el punto de vista categorial como
aquello que concibe seres o hechos en sí mismos, a diferencia del adjetivo, que
los concibe como atribuciones de otro; o del verbo, que asume la realidad como
un modo del ser o del devenir. Tiene significado léxico, según Tésniére, de ahí
que sea una palabra constitutiva: puede formar núcleo, regir otros elementos y
aparecer solo, es decir: puede tener carácter autónomo.
Semánticamente
estas sustancias concebidas en sí mismas pueden ser concretas si se perciben
por los sentidos y abstractas si son captadas por el entendimiento. De ahí que
los nombres concretos sean en primer
lugar comunes si referencialmente no
son únicos -una mesa-. Entre éstos se
distinguen los génericos, que son
contables, individuales -un zapato-;
y colectivos, si significan una
pluralidad -el velamen-, y los de materia, incontables: pan, agua,...
por eso si reciben plural se hace con un matiz estilístico: Se abrieron las aguas. Los concretos propios, por su parte, señalan una
individualidad referencial -por eso no suelen admitir artículo que los
actualice -salvo en hechos de norma: el
Japón, o en vulgarismos: el Pepe-
, ya sean antropónimos si son
referidos a personas o personajes -Tintín-
y topónimos si hacen referencia a
localizaciones espaciales: -Tánger-.
Los
nombres abstractos son de fenómeno -la espera-, de cualidad -la gentileza- y colectivos numerales, si indican un número preciso -un quinteto- o indefinidos si no denotan tal precisión -un batiburrillo-.
2.2.- Definición morfológica.
Morfológicamente se compone de un
lexema, que aporta el significado léxico de la palabra y de dos morfemas
constitutivos: el de género y el de número, y de tres facultativos, u
opcionales: sufijos despectivo, aumentativo y diminutivo, que pueden tomar
valores estilísticos -pelón, para el
que tiene el pelo corto-; y prefijos: Preelección.
El género en español se limita a los
morfemas de masculino y femenino. Al ser el primero el elemento no marcado
puede funcionar por el femenino: Los
jueces [se incluyen las jueces] son el corazón del Poder Judicial. El
masculino queda marcado por los alomorfos o
y ø; mientras que los femeninos se marcan con a.
Hay sustantivos invariables cuyo género le viene dado por la relación sintagmática
de concordancia que mantiene con sus determinantes: -el /la centinela-o, en el caso de los epicenos, añadiéndole un sustantivo
adyacente -el jabalí hembra-. No
siempre el género es referencial-el
cocinero / la cocinera- también
es inmotivado y, por tanto obedece a
cuestiones gramaticales -la ambulancia,
el delfín,...-. E incluso la
diferencia referencial puede reflejarse en lexemas distintos en los sustantivos
heterónimos: el caballo / la yegua.
Las variaciones de género pueden implicar diatopía o diafasía: la calor, la mar,... El género igualmente puede conducir a oposiciones semánticas por razones de
homonimia -el huerto / la huerta-, o por oposiciones de
distintos tipos; por ejemplo de agente - instrumento: -el espada / la espada-.
Otros lexemas se ven ampliados como marca de femenino: actor / actriz, papa / papisa,...
En
cuanto al número, el español tiene
morfema de singular ø y los alomorfos de plural -s y -es. El alomorfo de
plural -es se añade cuando la palabra
acaba en consonante -camiones- o
vocal acentuada, normalmente si es -í
o -ú: alfonsíes, hindúes,... La
norma actual va aceptando el alomorfo -s
para las demás vocales tónicas -bebés,
sofás, landós, carnés,...-, y
para las átonas -coches-. Los
extranjerismos no adaptados hacen su plural en -s si acaban en consonante: Le
han puesto todos los hándicaps posibles.
El
singular es elemento no marcado, por eso puede funcionar por el plural: El alemán[por los alemanes] es amante de la
naturaleza. Incluso algunos nombres pueden indicar pluralidad de modo que
normativamente admiten un solecismo en la concordancia numérica: La multitud de manifestantes reclamaron
mejoras urgentes.
Por
otra parte hay sustantivos de número invariable: van siempre en singularia tamtum -la tez- o en pluralia tantum
-los añicos-; no deben
confundirse éstos con los que son invariables formalmente pero tienen marcado
el morfema de número por los determinantes: las
hipótesis.Por otro lado, como el género, el variación númerica puede
indicar una intención estilística: Estoy
hasta las narices de viajar por los mares.
2.3.- Definición funcional.
Funcionalmente puede ser, dentro de la
oración:
· Objeto
directo: Me compré una moto.
· Objeto
indirecto: Le compré una moto.
· Complemento
circunstancial: Vendré el jueves.
· Sujeto:
Juan vino pronto.
· Aposición:
Juan, el burgalés, quedó conmigo ayer.
· Vocativo:
¡He visto el coche nuevo, Juan!
· Atributo: Juan
es el burgalés.
· Complemento del adjetivo: El vestido era rojo siena.
3.- Adyacentes: el adjetivo
calificativo.
3.1.- Definición categorial.
El
adjetivo es un modo de categorizar la realidad como ser en otro y de modo
graduado o no: expresa por ello una cualidad adjunta a otro elemento: El coche blanco / balnquísimo.
3.2.- Definición morfológica.
Morfológicamente
es un nombre, por tanto tiene los mismos morfemas constitutivos que el
sustantivo. Tanto es así que, como vimos, puede aparecer sustantivado. Para
algunos autores el hecho de que vaya acompañado de lo, no significa que se transponga categorialmente a sustantivo:
estaría adjetivando al pronombre lo,
que no funcionaría entonces como artículo: Lo
bueno de esto es que solo ha empezado.
Los
morfemas de número son iguales a los
del sustantivo. No obstante se distingue en su clasificación en cuanto al género: son invariables los acabados en -a:
centinela; en -í y -ú: ceutí, hindú; y muchos de los acabados en consonante: capaz, difícil, cruel, terrible,... Por otra parte tenemos los acabados en -o
para el masculino y en -a
para el femenino -campeón / campeona-; y los que tienen como
alomorfo de masculino uno que no es -o, manteniéndose para el femenino -a:
cordobés / cordobesa.
Sin
embargo, el morfema de gradación es
privativo del adjetivo: es el morfema que marca morfológica y sintácticamente
en qué grado se atribuye la cualidad expresada por el adjetivo.
El
grado positivo atribuye un grado
neutro: indica que la cualidad está en otro elemento simplemente: La increíble historia de Mant.
El
grado superlativo absoluto expresa
la posesión de una cualidad en algo o alguien aisladamente : se expresa de modo
analítico, es decir con medios sintácticos:Juan
es muy moreno, tela de moreno. También puede expresarse sintéticamente
mediante sufijos cultos: balnquísimo,
misérrimo,...; prefijos coloquiales: supertonta, requetemalo,... o por herencia del latín: óptimo, pésimo, máximo y mínimo. El superlativo
relativo expresa tal cualidad pero en relación a otro elemento en el que se
integra: El hombre más fuerte del mundo.
El
grado comparativo da idea de cotejo
de cualidades entre dos elementos. Igualmente se expresa de modo analítico
cuando expresa inferioridad-menos+adjetivo+que-, igualdad -tan+adjetivo+como- o superioridad -más+adjetivo+que-. En el de superioridad aún perviven las formas venidas
directamente del latín mejor, peor, mayor
y menor.
3.2.- Definición funcional.
El
adjetivo tiene dos funciones básicas: la de atribución directa a un sustantivo
y la de predicativo cuando se
atribuye a aquél mediante una predicación atributiva con verbos copulativos o
semicopulativos; en el caso de acompañar a un semipredicativo funciona como
modificador del sujeto y también del verbo: Los
estibadores vinieron cansados.
La atribución directa se hace sin nexo de
unión -El sombrero gris- y adopta una
serie de matices según su posición: normalmente la anteposición al sustantivo indica subjetividad y valor explicativo
de una cualidad inherente al sustantivo -blanca
nieve-, pero si tal cualidad no esta lógicamente en el significado del
sustantivo estaremos ante un matiz ponderativo: buenas espaldas,...
A
veces hay adjetivos que aparecen antepuestos siempre normativamente: la mera noticia. Los adjetivos pospuestos expresan, normalmente,
cualidad objetiva no incluida lógicamente en el sustantivo -pie alabastrino-: aunque no siempre es
así: Es un vino excelente. Incluso
también en esta posición hay adjetivos normativamente inamovibles: maquinaria agrícola. Por último tenemos
que señalar que muchos adjetivos, por razones de norma, cambian de significado
según su posición: mi antigua casa
-en el sentido de mi casa anterior- y
mi casa antigua -como envejecida-.
4.- Adyacentes: el complemento
del nombre, la aposición, la oración de relativo y el adverbio.
El complemento del nombre es un sintagma
preposicional que especifica el significado del sustantivo. Muchos de estos
complementos se han especializado en significar procedencia o materia -borato de sodio, queso de Burgos,...-, finalidad -papel de secar- o circunstancia -lomo en caña-.
La aposición es un sintagma nominal
adjunto al núcleo de un sintagma nominal que le explica su significado o se lo
restringe: se llama aposición directa
si va unida sin pausas, ésta tiene valor especificativo: el monte Itoiz, el hombre
lobo,... Si la unión va separada por pausas, marcadas gráficamente por
comas, estaremos ante un aposición
indirecta con valor explicativo: Federico,
hermano de Giulio, gobernó durante dos años; Madrid, capital de España.
Las oraciones de relativo tienen los mismos
valores que la aposición según si van separadas por pausas: de este modo las
explicativas, unidas por pausas, integran a la totalidad del sustantivo al que
acompañan, mientras que las especificativas, no unidas por pausas seleccionan a
una parte de la totalidad: Los
solicitantes, que previamente han entregado el impreso E-111, podrán recibir su
asignación es un caso de explicativa que se convierte en especificativa si
se le restan las comas: Los solicitantes
que previamente han entregado el impreso E-111 podrán recibir su asignación.
Especialmente
el lenguaje coloquial admite a los adverbios
con valor de calificadores adyacentes: Un beso así merece un regalo.
5.- Los pronombres sutantivos y
los pronombre adjetivos.
5.1.- Definición.
Son
elementos que por sí mismos carecen de significación y función, que les viene
dada por el sintagma nominal que
sustituyen en el discurso como proformas del sustantivo: Juan es gijonés, Rafael es de Oviedo; a aquél le gusta Andorra, éste
prefiere el Pirineo leridano. Puede sustituir a tales elementos en el discurso
porque los señala deícticamente, es decir extralingüísticamente -Dame eso, por favor-, o porque se
aparece por ellos anunciándolos mediante la catáfora -Te lo digo ahora: ¡burro!-, remitiéndose a él si ya aparecido
mediante la anáfora: Me gusta el teatro,
lo prefiero a la danza, o, si es fórico, sustituyéndolo sencillamente sin
que haya aparecido antes ni lo anuncie : La
que venga ahora tiene premio.
Cuando
el pronombre tiene función de núcleo de un sintagma nominal estamos ante un pronombre sustantivo, pero si modifica
el significado de un sustantivo cumplirá la función de pronombre adjetivo, o determinante junto al artículo, que luego
veremos.
5.2.- Pronombres personales.
Son
siempre pronombres sustantivos y poseen, por herencia del latín, formas
determinadas para distintas funciones: son átonos
los que funcionan como complemento directo, indirecto y atributo -en el caso de
lo- que presuponen un verbo sobre el
que se apoyan acentualmente: me, te, se,
le, les, os, nos, lo,
los, la y las.
Por
el contrario, los tónicos reciben el
acento principal de su grupo, y funcionan como sujeto o como término de
preposición: yo, tú, él, ella, usted, nosotros, nosotras, vosotros, vosotras, ellos, ellas, ustedes, mí, ti,
sí, y, por razones diacrónicas,
cuando estos tres últimos se combinan con con
pasan a conmigo, contigo y consigo.
5.3.- Pronombres de relativo.
Sutituye
a un elemento nominal que le antecede , es decir, a su antecedente, aunque éste
esté omitido -en las oraciones de realtivo con antecedente callado: El que lo diga gana- relacionándolo con
la oración subordinada -por eso tiene, además, la función de nexo oracional-.
Los pronombres de relativo son que, quien, quienes -estos dos para persona-, cual, cuales, cuanto, cuanta, cuantos, cuantas, cuyo, cuyos, cuya y cuyas -estos cuatro siempre funcionan como pronombres adjetivos con
valor posesivo: Los futbolistas cuyos
equipos son grandes viven bien-.
Donde, como y cuando pueden
funcionar como relativos. Se identifican porque son parafraseables por en+artículo+que: La casa donde nací es
bonita = La casa en la que nací es
bonita.
Son
interrogativos cuando señalan a un
elemento desconocido: No sé qué hizo.
Pueden tomar un valor ponderativo en oraciones exclamativas, pasando a exclamativos: ¡Qué lindo! Se diferencian ortográficamente en este uso por la
tilde diacrítica.
5.4.- Pronombres posesivos.
Señala
posesión -mi coche- o estrecha
relación -mi novio- del poseedor con
lo poseído. Funcionan, variando su forma, como pronombres adjetivos y como
pronombres sustantivos -Mi helado es mío-.
Generalmente no va acompañado de determinates: si los lleva, la construcción
toma matices estilísticos -no olvidaré la
tierra mía-; con adjetivo indefinido siempre va pospuesto -Busco unos papeles míos-. Los
antepuestos son mi, tu, su,
nuestro-a, vuestro-a, con sus plurales; los pospuestos y los que funcionan
como pronombres sustantivos coinciden en la forma: mío-a, tuyo-a, suyo-a, nuestro-a, vuestro-a, con
sus respectivos plurales. No hará falta notar la tercera persona tiene forma
única para un poseedor y para varios.
5.5.- Pronombres demostrativos.
Funcionalmente
actualizan -por eso no admite al artículo como actualizador, que resultaría
redundante- y señalan deícticamente al sustantivo al que determinan o
sustituyen de un modo gradual en cercanía, que de mayor a menor son: este, ese y aquel, con sus
respectivos femeninos, neutros y plurales. Tal
y tanto pueden tomar valores
demostrativos: Tal es mi situación, y no
he dicho tanto.
Este
carácter deíctico puede referirse a distintas coordenadas espacio temporales y
tomar valores estilísticos: El día que me
des un beso, ese día, me caso contigo; Ese
niñato no me dirige la palabra; Bienaventurado
aquel que...
5.6.- Pronombres cuantitativos: indefinidos
y numerales.
El indefinido cuantifica de modo impreciso
al sustantivo al que sustituye o acompaña porque se haga así intencionadamente
-Sé ciertas historias de ti-, o no -Vi algo, pero no sé qué-: quienesquiera, algo, nada, demás, mucho, bastante, diversos,ninguno, nada,... son
algunos de ellos.
Los
numerales cardinales, por el
contrario, precisan numéricamente el sustantivo al que se refiere en unidades,
decenas, centenas, de modo analítico del once
al diecinueve y del veintiuno al veintinueve y en las centenas, y formando sintagmas: trescientos treinta y cinco.
Los
numerales ordinales, cuantifican qué
posición numérica y precisa ocupa un sustantantivo -Quincuagésimas jornadas de arte moderno-. En los numerales
ordinales superiores a cien la norma los va
haciendo desaparecer, ocupando su lugar los cardinales -Trescientos aniversario de su muerte-.
Ambos y sendos son duales en
cuanto señalan una dualidad y éste
tiene valor distributivo -Vinieron con
sendos acompañantes: cada uno con el suyo-. Por otro lado los numerales
pueden señalar multiplicaciones mediante los múltiplos doble, triple, cuádruple, quíntuple y séxtuple; y partición gracias a los
partitivos, que se forman sintagmáticamente con ordinal + parte y, a partir de diez con el sufijo -avo, con sus pertinentes femeninos y plurales: Me corresponden dos doceavos.
6.- El artículo.
Tiene
valor de actualizador del sustantivo al que acompaña sin que le añada valores
deícticos -como los demostrativos- o de posesión -como los posesivos-. En
cuanto no puede ser autónomo, ni núcleo, ni tiene valor lexemático y es
dependiente de un sustantivo ha sido incluido por muchos autores -Alarcos entre
ellos- como un morfema constitutivo, de actualización, del sustantivo. Sus
alomorfos serían el, la, los
y las -y aun lo si se admite como artículo y no como pronombre, según vimos-.
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