Carl Sagan, 9 de noviembre de 1934 - 20 de diciembre de 1996.
El 14 de febrero de 1990, la sonda Voyager I toma una foto de la Tierra a 6050 millones de kilómetros. La visión de la imagen, una mota de polvo en el océano del Cosmos, inspiró a Sagan el texto que podemos leer a continuación:
Carl Sagan: Un punto azul pálido
Mira ese punto. Eso es aquí. Eso es nuestro hogar. Eso somos
nosotros. Ahí ha vivido todo aquel de quien hayas oído hablar alguna
vez, todos los seres humanos que han existido. La suma de todas nuestras
alegrías y sufrimientos, miles de religiones seguras de sí mismas,
ideologías y doctrinas económicas, cada cazador y recolector, cada héroe
y cada cobarde, cada creador y destructor de civilizaciones, cada rey y
cada campesino, cada joven pareja enamorada, cada niño esperanzado,
cada madre y cada padre, cada inventor y explorador, cada maestro moral,
cada político corrupto, cada “superestrella”, cada “líder supremo”,
cada santo y cada pecador en la historia de nuestra especie vivió ahí:
en una mota de polvo suspendida en un rayo de sol. La Tierra es
un muy pequeño escenario en una vasta arena cósmica. Piensa en los ríos
de sangre vertida por todos esos generales y emperadores, para que, en
gloria y triunfo, pudieran convertirse en amos momentáneos de una
fracción de un punto. Piensa en las interminables crueldades cometidas
por los habitantes de un lugar del punto sobre los apenas distinguibles
habitantes de alguna otra parte del punto. Cuán frecuentes sus
malentendidos, cuán ávidos están de matarse los unos a los otros, cómo
de fervientes son sus odios. Nuestros posicionamientos, nuestra supuesta
importancia, el espejismo de que ocupamos una posición privilegiada en
el universo … Todo eso lo pone en cuestión ese punto de luz pálida. Nuestro
planeta es un solitario grano de polvo en la gran penumbra cósmica que
todo lo envuelve. En nuestra oscuridad —en toda esa inmensidad—, no hay
ni un indicio de que vaya a llegar ayuda desde algún otro lugar para
salvarnos de nosotros mismos. Dependemos sólo de nosotros mismos. La
Tierra es el único mundo conocido hasta ahora que alberga vida. No hay
ningún otro lugar, al menos en el futuro próximo, al cual nuestra
especie pudiera migrar. Visitar, sí. Colonizar, aún no. Nos guste o no,
en este momento la Tierra es donde tenemos que quedarnos. Se ha
dicho que la astronomía es una experiencia de humildad, y yo añadiría
que también forja el carácter. En mi opinión, no hay mejor demostración
de la locura que es la soberbia humana que esta distante imagen de
nuestro minúsculo mundo. Para mí, recalca la responsabilidad que tenemos
de tratarnos los unos a los otros con más amabilidad y compasión, y de
preservar y querer ese punto azul pálido, el único hogar que jamás hemos
conocido.
Pale blue dot (Zenpencils)
Pale blue dot en español (Zenpencils)
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