Muros...

Desde 1.961 hasta 1.989 las inquietudes de los gobernantes separaban dos pueblos, quizás porque el pueblo no debía tener precisamente, preciosamente, eso... inquietud.
Construido en plena Guerra Fría, tras la segunda guerra mundial, el reparto de los territorios entre las superpotencias ganadoras propició  dividir territorios, pueblos, familias, con la vana esperanza de que borrando de la vista, se perdieran los sentimientos, como si fuera fácil deshacer y enviar al viento del olvido...
Tras repartirse la nación perdedora, también acordaron dividir la capital del país derrotado, en dos mitades... pensaban que el corazón de un pueblo dividido era más fácil de encadenar...
Anoche en la cadena pública estatal vimos un reportaje que desde luego no te deja desamparado, al contrario, provoca que sigamos... velando con las armas de saber que lo imposible... es posible.
Hoy hace 25 años... que lo derribaron a piquetazos, aunque las voluntades lo habián derribado incluso antes de construirlo...

Y Berlín volvió a nacer