“Dime y lo olvido, enséñame y lo recuerdo, involúcrame y lo aprendo”. "Educar la mente sin educar el corazón, no es educar en absoluto". "La educación es la única solución"
3 de diciembre de 2012
EL LIBERALISMO DURANTE EL REINADO DE ISABEL II(1833-68)
Hª de España Contemporánea. 2º Bachillerato. Curso Académico 2012/13. Profesora: Vicenta Fernández
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BLOQUE III
CONSTRUCCIÓN Y CONSOLIDACIÓN DEL ESTADO LIBERAL.
TEMA 3
REVOLUCIÓN LIBERAL EN EL REINADO DE ISABEL II
I.- LA MINORÍA DE EDAD DE ISABEL II: CAMBIOS POLITICOS Y DESARROLLO
INSTITUCIONAL (1833-43).
I.1.- El pleito dinástico y la Guerra Carlista.
I.2.- Las Regencias de Mª Cristina de Nápoles y Espartero.
II.- EL LIBERALISMO DURANTE EL REINADO DE ISABEL II (1843-1868).
II.1.- La subida al trono de Isabel II
II.2.- Etapas de su reinado
1ª La Década Moderada (1844-54)
2ª El Bienio Progresista o Liberal (1854-56)
3ª El gobierno de los moderados y la Unión Liberal (1856-63)
4ª La crisis del gobierno isabelino y su final (1863-68).
Enlace para consultas:
http://www.historiasiglo20.org/
http://www.ucm.es/info/hcontemp/leoc/historia%20spain.htm
http://www.historiasiglo20.org/enlaces/espana.htm
http://patry33.wordpress.com/2008/06/29/1833-la-nina-isabel/
(galería de personajes)
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I.-LA MINORÍA DE EDAD DE ISABEL II: CAMBIOS POLÍTICOS Y DESARROLLO
INSTITUCIONAL (1833-1843)
Enlaces: http://www.cervantesvirtual.com/historia/monarquia/isabel2.shtml
http://images.google.es/images?um=1&hl=es&q=Isabel+II+de+Borbon&btnG=Buscar
+im%C3%A1genes
I.1.- El Pleito dinástico y la Guerra Carlista.
A finales del reinado de Fernando VII se planteó un pleito dinástico. En 1713 Felipe V a imitación de la
Ley Sálica, vigente entonces en Francia, implantó el Auto Acordado con las Cortes, según éste, la sucesión
de Fernando VII debía corresponder a su hermano Carlos María Isidro y no a su hija Isabel.
Más el propio Fernando VII, en el año en que nació Isabel, dictó la Pragmática Sanción de 1830, que
legitimaba la sucesión femenina al trono, permitiendo el reinado de Isabel II y la regencia de su madre María
Cristina.
Los carlistas reaccionaron contra la Pragmática por considerarla imposición de los liberales, y
provocaron las Guerras Carlistas.
Entre la muerte de Fernando VII y el estallido de la guerra sólo transcurren cuatro días. El 1 de
octubre Don Carlos María Isidro proclama desde Portugal sus derechos dinásticos (Manifiesto de Abrantes).
El día 3 se produce la primera proclamación de Don Carlos, en Talavera, y el 5 es reconocido como Rey en
Bilbao y Álava, mientras surgen partidas carlistas por todo el país.
No fue una simple guerra dinástica, sino un conflicto civil de fuerte contenido social.
· Ideológicamente, en el bando carlista se alinearon los absolutistas más intransigentes, como los
antiguos firmantes del Manifiesto de los Realistas Puros de 1826, defensores del Altar y el Trono.
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No podemos olvidar que el carlismo tendrá un componente religioso importante y una clara defensa
del foralismo, por ello prendió más en el norte de la Península.
· Socialmente, el carlismo estaba encabezado por una parte de la nobleza y por los miembros
ultraconservadores de la Administración y del Ejército. A ellos se unieron la mayor parte del bajo
clero, del campesinado y artesanos.
El bando cristino o isabelino, respaldaba los derechos sucesorios de la Infanta Isabel, y, por tanto, a
la Reina Gobernadora, María Cristina. Se unieron en él los sectores más reformistas del absolutismo,
encabezados por el Jefe del Gobierno, Cea Bermúdez; los liberales moderados, los progresistas e incluso los
revolucionarios retornados del exilio, que veían en el apoyo a la Regente la única posibilidad de transformar
el país. También le apoyaban, la plana mayor del Ejército, de los altos cargos de la Administración y las altas
jerarquías de la Iglesia conscientes de previsibles cambios. Además, el apoyo fue mayor en las ciudades, tanto
por parte de la burguesía de negocios (Comerciantes, industriales y financieros) como de las llamadas
capacidades: intelectuales, profesores, abogados, médicos, etc.
En el plano internacional contó con el reconocimiento y apoyo diplomático y militar de Portugal,
Inglaterra y Francia. Los carlistas no llegaron a conseguir un reconocimiento expreso al carecer de una capital
y de un respaldo consistente por parte de las instituciones del país, aunque contó con la simpatía de los
imperios austriaco, prusiano y ruso. La superioridad en hombres y material de los cristinos, sin embargo, no
se tradujo en la práctica: la guerra se prolongó entre otras causas por las dificultades económicas del gobierno
de María Cristina para financiar la lucha.
Militarmente, la guerra puede dividirse en tres fases:
· 1ª fase: los carlistas, bajo el general Zumalacárregui, consiguieron derrotar repetidas veces a los
ejércitos cristinos. La primera derrota carlista se produjo en junio de 1835, cuando, Don Carlos
decidió la toma de Bilbao para conseguir una capital para su Estado. El sitio fracasó y en él murió
Zumalacárregui, lo que demostró ser una gravísima pérdida para el carlismo.
· 2ª fase (1835 a 1837) coincide con el momento más revolucionario y crítico en el bando cristino.
Los carlistas intentaron romper su aislamiento marchando hacia el Sur, alguna de las cuales llegó
a Cádiz, pero no encontró respaldo entre la población. En el verano de 1837 Madrid estuvo a
punto de ser tomada por los carlistas, pero D. Carlos antes de atacar intentó un pacto con la
Regente. Cuando se quiso iniciar el ataque, era tarde: el ejército carlista, agotado, se retira hacia
el Norte. Quedó patente la imposibilidad de su victoria militar y el nulo apoyo de la población
civil al sur del Ebro.
· 3ª fase (1837-1840) es una etapa de resistencia carlista. La guerra terminó en agosto de 1839, con
el llamado Abrazo o Convenio de Vergara. Entre los generales Espartero y Maroto: se pactó la
rendición carlista, con el reconocimiento de los grados y de los empleos de los vencidos, lo que
equivalía en la práctica a reconocer un resultado de tablas, más que una victoria cristina.
También se incluyó el compromiso de respetar los fueros.
La victoria de los cristinos se debió a su superioridad material, al poco apoyo popular del carlismo al
sur del Ebro y al nulo respaldo del exterior. Su derrota y su exilio significaron el fin del absolutismo.
I.2.- Las regencias: Mª Cristina de Nápoles y Espartero.
A) La Regencia de Mª Cristina de Nápoles (1833-1840)
En 1833 moría Fernando VII, su hija Isabel no contaba 3 años, pasando como Regente su madre Mª
Cristina, asesorada por un Consejo Consultivo según constaba en el testamento de Fernando VII.
La Regencia de Mª Cristina duró 7 años, renunció a favor de Espartero a causa de los acontecimientos
políticos y de la guerra carlista.
En principio la Regente nombra como presidente de gobierno a Cea Bermúdez, a quien sólo le
interesaban las reformas administrativas, éste se apoyaba en los liberales ya que los carlistas rechazaban la
regencia.
Las dos facciones en que había quedado dividida la sociedad española del siglo XVIII tomaron las
armas, unos a favor de D. Carlos otros de la Regente:
- Los carlistas defendían lo que creían esencias tradicionales hispanas: fueros, catolicismo,
monarquía absoluta.
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- Los liberales-isabelinos las corrientes románticas europeizantes: liberalismo, tendencias
anticlericales y soberanía nacional.
La Reina Gobernadora llamó a los liberales que estaban en el exilio para que le ayudaran a custodiar
el trono para su hija, pero éstos veían insuficientes las reformas iniciadas por Cea Bermúdez y obligan a la
Regente en 1834 a sustituir a éste por Martínez de la Rosa, que promulga el Estatuto Real de 1834
(“Constitución de 1834”). En torno al cual comienza a definirse la separación del partido liberal: moderados
de tendencia conservadora y progresistas de tendencia más exaltada.
· El Estatuto Real.
http://www.historiasiglo20.org/HE/texto-estatutoreal.htm
http://www.historiasiglo20.org/HE/texto-const1837.htm
El Estatuto Real era una Carta Otorgada. En sus 50 artículos se regulaban las nuevas Cortes, su
estructura, la forma y tiempo de reunión y sus limitaciones. Se establecían unas Cortes Bicamerales, con un
Estamento de Próceres y un Estamento de Procuradores. El primero lo componían representantes de la
nobleza, clero, y miembros ricos de las clases burguesas (60.000 reales de renta anual). Los puestos eran de
designación real, y vitalicios, lo que la convertía en una cámara muy conservadora, con el fin de limitar las
reformas que pudieran plantearse. La segunda cámara era electiva, pero mediante un sufragio censitario muy
restrictivo e indirecto; puesto que sólo podían ser elegidos quienes superaran una determinada renta (12.000
reales). La convocatoria competía exclusivamente a la Corona, sólo podían discutir lo que se les consultara y
podían ser disueltas a voluntad del Rey.
Los gobiernos liberales moderados de Martínez de la Rosa y Toreno se ciñeron al Estatuto Real (el
Ministerio del Conde de Toreno será breve y prácticamente se limitará a atacar a la Iglesia, en especial a los
jesuitas que habían vuelto, con él se opera un desplazamiento político hacia la izquierda que viene dado por la
presencia en el Ministerio de Hacienda de Mendizábal). El regreso de los liberales exiliados, la proliferación
de periódicos, clubes de debate.... fueron caldeando el ambiente. En el verano de 1834 en Madrid se
produjeron asesinatos de frailes y quemas de conventos, el incendio de la fábrica Bonaplata en Barcelona,
llevaron a manifestaciones populares, y a la exigencia de cambios reales y a la formación de Juntas
revolucionarias en varias ciudades. Así la Regente se vio obligada a aceptar la dimisión de Toreno y a
nombrar a Mendizábal Jefe del Gobierno.
Con Mendizábal en el Gobierno se procederá a convocar unas Cortes para reformar el Estatuto Real
proponiéndose éste acabar con los dos males que ahora padecía España:
- La guerra carlista
- La crisis de la Hacienda.
Ambos problemas están relacionados entre sí, porque para afrontar la guerra civil era preciso reformar
la Hacienda.
La solución que Mendizábal quiere dar al problema de la Hacienda tiene dos partes: primero la
consecución de créditos del exterior, y segundo la expropiación de las tierras de la Iglesia, es decir una
desamortización eclesiástica, puesto que según él con los bienes que se obtuvieran se pagaría la deuda
nacional y se obtendrían créditos extranjeros.
Un Decreto del 11-X-1835 suprime las comunidades religiosas, excepto las que se dedicaban al
cuidado de los enfermos y niños pobres.
La Desamortización no tenía únicamente una razón económica, junto a éste intento, los liberales
buscaban la adquisición de simpatizantes para su partido; sin embargo, éste intento fracasará porque los
beneficiados de la Desamortización serán los que tenían poder económico para comprar las tierras.
En 1836 El Motín o Sargentada de la Granja, llevó a dar al gobierno de Mª Cristina un matiz más
liberal que el del Estatuto Real, promulgando la Constitución de 1837, de tipo liberal, la cual pese a su
tendencia progresista, tenía importantes concesiones a los moderados. Caracterizada por su brevedad (tiene
tan sólo 13 títulos y 77 artículos, lo que la convierte en mucho más escueta que la de Cádiz), la Constitución
de 1837, aun haciendo mención en su preámbulo a la soberanía nacional. Tiene como rasgo diferencial el
contemplar la existencia de soberanía compartida entre el rey y las Cortes, puesto que en ella se dice que
el poder legislativo corresponde a las Cortes con el rey. Así, la Monarquía queda configurada como un
auténtico poder moderador. La Constitución de 1837 constituye uno de los primeros prototipos europeos de
texto fundamental basado en la Monarquía Constitucional como eje del sistema político. Otro rasgo
característico de esta es la definición de dos cámaras, con denominaciones que han llegado a la actualidad:
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Congreso de los Diputados, por elección directa y sufragio censitario y, el Senado, cuyos miembros eran
elegidos por el Rey entre ternas propuestas por los electores. El Rey nombraría a sus ministros, pero éstos
podrían ser objeto de censura por las Cortes, lo que obligaba a la Corona a inclinarse por la mayoría
parlamentaria. Se reconocía la soberanía nacional y realizaba una amplia declaración de derechos
individuales.
Ésta política fue favorecida por las disensiones que en aquel momento hicieron aparición en el bando
carlista y que logró en 1839 el Convenio de Vergara que pone fin a la primera guerra carlista que termina con
el triunfo de los liberales. Espartero explotó su éxito militar y un año más tarde se apodera de la Regencia
obligando a renunciar a Mª Cristina.
B) La Regencia de Espartero.
La renuncia de María Cristina creó un problema
constitucional, lo que llevó a tener que celebrar elecciones, en mayo de
1841 que aprueban la Regencia de Espartero, que es unipersonal, de
esta forma se hará el líder de los progresistas, y los moderados se
ponen en marcha con otro general, Narváez (El espadón de Loja). La
breve Regencia de Espartero tendrá que luchar con diversas fuerzas:
- Un grupo de moderados que tienen la ayuda económica de
Mª Cristina
- Los enemigos personales de Espartero: Narváez y O´Donnell.
- Los sectores progresistas descontentos de su partido.
Donde más patente se hace la oposición hacia Espartero, será
en Cataluña (Barcelona) y viene dada por motivos económicos, los
catalanes se oponen a la política librecambista y a la ampliación de las
medidas desamortizadoras; en esta oposición destaca el general Prim.
Este descontento general del país, llevará junto al personalismo de Espartero y su talante militarista, a
crearse enemigos y a un levantamiento general encabezado por Narváez, que triunfó en agosto de 1843.
Espartero abandona España refugiándose en Inglaterra. Finalizada la Regencia de Espartero y ante la falta de
alternativas diputados y senadores votaron en las Cortes del 8 de noviembre de 1843 adelantar la mayoría de
edad de Isabel II (13 años) y aprobada tal propuesta Isabel II pasa a ser reina de España.
II. – EL LIBERALISMO DURANTE EL REINADO DE ISABEL II
(1843-1868):
II.1.- La subida al trono de Isabel II.
http://www.historiasiglo20.org/HE/10b-1.htm
http://images.google.es/images?hl=es&q=Isabel+II+de+Borbon&btnG=Buscar+im
%C3%A1genes&gbv=2
Isabel II jurará la Constitución de 1837 y se hará cargo del gobierno
(mujer simpática pero carente de formación política y con escasa
preparación (cometía frecuentes faltas de ortografía) comenzó además a
reinar excesivamente joven e inmadura.
Su reinado estuvo mediatizado por la influencia de su madre, quien
desde París no dejaba de influir en la Corte a través de personajes
interpuestos. Las intrigas palaciegas relevaban a los distintos gobiernos y propiciaban el ascenso o la caída
en desgracia de los personajes más importantes de la vida política. En esta intrigas maniobraban dos
personajes de la Corte que lograron atraerse la confianza de la reina: el padre Claret, su confesor, y Sor
Patrocinio, “la monja de las llagas”, que llegaron a ejercer influencia política sobre la Reina, más allá de
los estrictamente religioso.
En 1846 se le impuso un matrimonio por razones de Estado, con su primo Francisco de Asís, a
pesar de que éste padecía graves inconvenientes para la consumación del matrimonio y para engendrar al
heredero de la Corona.
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. Su reinado apenas se diferenciará del período de las regencias: militarismo, bicameralismo y
predominio moderado, con algún breve período progresista: el Bienio 1854-1856, y el período indeciso de
la Unión Liberal. Sin embargo se afianzó el constitucionalismo, se normalizaron las relaciones con la Iglesia
a través de la firma del Concordato de 1851, y sobre todo se logra la unificación administrativa.
El juego de los partidos políticos permanecía igual, la única novedad significativa fue la aparición,
en la década de los años cincuenta, de una nueva formación de centro; la Unión Liberal. Y es que en el
esquema político isabelino sólo cabían los partidos estrictamente burgueses, los moderados, los progresistas,
la Unión Liberal (desde 1854) e incluso los demócratas, mientras los republicanos quedaban fuera del
juego político. Esto representa el divorcio entre la España oficial y la España real.
II.2.- Etapas de su reinado.
1º- La Década moderada (1844-1854): Con el gobierno en manos de los
moderados y dirigido por el general D. Ramón Mª Narváez se inicia la Década
moderada. Aunque al principio el gobierno fue “una dictadura”, sentó las bases del
nuevo Estado y organizó sus principales instituciones. En estos años se hicieron
importantes logros:
1º- La creación de la Guardia Civil en 1844 por el Duque de Ahumada, contaba
con 6.000 hombres en el momento de su creación, era un cuerpo de policía rural
para la defensa de la propiedad y el orden.
2º- Aprobación de una nueva Ley de Ayuntamientos en 1845 y la reorganización
de las Diputaciones Provinciales reservaba a la Corona el nombramiento de
alcaldes y jefes políticos (Gobernadores Civiles).
3º- Reforma del sistema fiscal elaborada en 1845 por dos expertos en economía,
Alejandro Mon (ministro de Hacienda) y Ramón Santillán. Creándose un sistema
fiscal eficaz, moderno. Los impuestos quedaron clasificados en:
1- Impuestos directos: La contribución territorial sobre las propiedades
inmobiliarias urbanas y sobre los rendimientos de las fincas rústicas cultivadas
(25% de los ingresos fiscales) y por actividades industriales y comerciales.
2- Impuestos indirectos: sobre transmisión de bienes (herencia, venta), y “Los consumos”,
impuesto sobre el consumo de algunos artículos como jabón, carnes, bebidas alcohólicas, aceite de
oliva o harina. Impopular, pues incidía con mayor fuerza sobre los pobres, e importante, pues
representaba el segundo lugar por ingresos fiscales; tasas aduaneras; la instauración de la peseta
como moneda patrón (subdividida en 4 reales).
4º- Aprobación de la Ley Electoral de 1846 que redujo el número de electores, varones mayores de
25 años, el 0,8% sobre el total de la población española. En cualquier caso, el sufragio restringido
era típicamente liberal y existía también países como Gran Bretaña o Francia.
5º- Configuración de la Administración Central.La actual organización ministerial data de esta
época. Se crearon nuevos ministerios: Comercio, Instrucción Pública, de Ultramar.
También se resolvió la cuestión relativa a las regiones forales, que quedaron sometidas a la
legislación del resto de España en determinadas materias, como el servicio militar (quintas).
Respecto a la organización judicial, estos años se configuró el Tribunal Supremo como cúspide de
la administración de la Justicia, pero resulta más importante el hecho de que gran parte de la
estructura legal de la España contemporánea vio la luz en estas tres décadas. Así sucedió con el
Código Civil y el Código Penal.
La acción de estos gobiernos fue perceptible también en el perfeccionamiento de los instrumentos al
servicio del Estado. Sus objetivos fueron:
· Estabilizar la institución militar.
· Configurar una Administración funcionarial siguiendo el modelo francés, caracterizado por los
principios de jerarquización, racionalización y selección de sus miembros.
· Organizar la Administración provincial. Los Gobernadores Civiles quedaron perfilados de
manera definitiva como cabeza de la Administración provincial, representantes del gobierno y
delegados del rey.
6º- Firma del Concordato con la Santa Sede (1851), por el que se normalizaban las relaciones del
Estado liberal con la Iglesia Católica, deterioradas desde las leyes desamortizadoras.
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7º- La Universidad. El Estado liberal impuso un modelo que, significaba, a la vez, secularización,
uniformización y centralismo (la Universidad de Madrid fue definida como la Central). Sin embargo
desde un principio se trataba de una Universidad burguesa, a la que llegaba sólo una porción muy
reducida de la población, que se consideraba que iba a convertirse en clase dirigente.
8º- La elaboración de la Constitución de 1845, de carácter moderado, mucho más reaccionaria y
conservadora que la de 1837. Esta Constitución estará en vigor hasta 1869.
Constitución de 1845:
a) Rechaza la soberanía nacional y la sustituye por la soberanía compartida de la Corona con las
Cortes.
b) En materia religiosa, proclamaba solemnemente la confesionalidad católica del Estado, con el
compromiso de que éste mantendría el culto y clero.
c) Los cambios más espectaculares, sin embargo, se produjeron en relación con las cámaras
legislativas que continuaron siendo bicamerales, aunque las competencias del rey se vieron ampliadas
notablemente.
- El Senado. Ofrecía las dos características siguientes: a) De acuerdo con el artículo 14, el Rey nombraba
a todos los Senadores; pero según el artículo 15, la designación regia debía recaer en españoles
comprendidos en alguna de las clases siguientes: altas categorías de la administración, el ejército, la
Iglesia y las personas que hayan ocupado cargos políticos, y poseer determinados bienes y rentas. b) De
acuerdo con el 17, la condición de Senador era vitalicia: con lo primero, el Senado adquiría flexibilidad;
con lo segundo, independencia.
- El Congreso de los Diputados. La nueva Constitución disponía que los Diputados serían elegidos por
cinco años. Por ley de 18 de marzo de 1846, se limitó el derecho de voto a los contribuyentes que pagasen
400 reales de impuesto directo y a determinadas capacidades que abonasen la mitad de esa cantidad,
reduciendo el número de electores al 1% de la población.
d) El poder de la Corona para disolver el Congreso, con la obligación de volver a convocarlo
en el plazo de tres meses.
e) En el resto de la Constitución se suprime la expresión “poder judicial” y se limitan las
garantías de autonomía de los tribunales; se suprime la Milicia Nacional y el juicio por jurados y se
remite a una ley posterior la regulación de ayuntamientos y diputaciones.
f) La prerrogativa fundamental que articuló el dominio de la Corona sobre las demás
instituciones: el poder de nombrar y separar libremente a los ministros (art.45/10). La Reina nombra
sistemáticamente jefe de gobierno al político que prefiere, entregándole al mismo tiempo el decreto de
disolución de las Cortes. El sistema está en las antípodas del régimen parlamentario. Los principios
políticos que establece la Constitución moderada marcan las líneas políticas del Estado español en el resto
del siglo XIX y gran parte del XX. Sus instituciones esenciales serán mantenidas por la Restauración.
Entre las leyes que completan la Constitución hay que citar la ley electoral (marzo 1846), la de
imprenta (julio de 1845), y la de ayuntamientos (enero de 1845).
Entre las leyes administrativas y económicas cabe destacar la reforma fiscal de Mon (1845, la
reforma educativa de Gil de Zárate (1845) y cierta regularización del cuerpo de funcionarios decretada
por Bravo Murillo. En esta época se autorizan las primeras construcciones de ferrocarriles (Barcelona-
Mataró); se mejora la regulación de las sociedades por acciones, se aprueba una ley para la bolsa y se
lleva a cabo una reforma bancaria.
Otro tema de estos años será el matrimonio de la reina y cuando en 1846 se reúnan las Cortes para
tratarlo se producirán dimisiones entre ellas la de Narváez a la que sobreviene una crisis, en 1847, en octubre
Narváez vuelve a hacerse cargo del gobierno hasta 1851 en que es sustituido por Bravo Murillo.
La actuación política de Bravo Murillo fue muy buena sobre todo en obras públicas. Su política sin
embargo, no fue aceptada porque los gastos repercutían en el ejército. La crisis política del moderantismo se
precipita tras el intento por parte de Bravo Murillo de reformar la Constitución, esto le llevó en 1852 a
dimitir. Desde entonces se sucedieron varios gobiernos cada vez más ineficaces que alimentaron la
corrupción, las intrigas políticas y las conspiraciones que terminan en pronunciamientos militares. Así
progresistas y demócratas unirán sus fuerzas frente a un gobierno, el de Sartorius, que a finales de 1853 había
disuelto las Cortes y obliga a Isabel II a llamar a Espartero para que forme gobierno. Así comienza el Bienio
Progresista (1854-1856).
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2º- El Bienio Progresista o Liberal (1854-1856)
Su origen se debió a una causa social, el alza de los precios del grano, pero a este factor se sumó una
radicalización de la tensión política cuando el gobierno se lanzó a una persecución en contra de la prensa que
había elegido la vida íntima de la reina como motivo de protesta. Sin embargo, la inicial conspiración de
militares moderados fracasó. Cuando los sublevados, dirigidos por el general Leopoldo O´Donell se
enfrentaron en Vicálvaro (la Vicalvarada) con las tropas gubernamentales no consiguieron ningún éxito.
Las cosas cambiaron cuando en Manzanares, el 7 de julio de 1854, fue redactado el Manifiesto de
Manzanares por Antonio Cánovas del Castillo, y cuyo programa incluía, un estricto cumplimiento de la
Constitución, la autonomía de los municipios, la reducción de los impuestos, el restablecimiento de la Milicia
Nacional y nueva ley electoral y de imprenta.Apoyado por otros jefes militares (Serrano, Dulce, San Miguel)
y con la población en las calles, hizo que comenzaran a aparecer Juntas en todo el territorio peninsular y que
el golpe triunfara. Finalmente la reina llamó al gobierno a Espartero, y éste dio a O´Donnell el Ministerio de
la Guerra. Esta coalición entre moderados y progresistas aplicó principios progresistas, reflejados en:
a) Constitución non nata 1856, llamada así porque no pudo ver la luz debido al escaso tiempo de
duración del gobierno progresista
b) la Desamortización de Madoz. Las disposiciones de Pascual Madoz en 1855 se refirieron a la
nacionalización y puesta en venta de los bienes de propiedad municipal y de propios y comunes, pero también
de todos los bienes nacionalizados previamente que eran propiedad eclesiástica.
c) Elaboró en 1855 la Ley General de Ferrocarriles, que regulaba su construcción y ofrecía amplios
incentivos a las empresas que intervinieron en ella, de lo que se beneficiaron especialmente los capitales
extranjeros que acudieron en abundancia al mercado español
d) En enero de 1856 se aprobó una Ley de Sociedades Bancarias y Crediticias, que contribuyó a
facilitar la inversión ferroviaria y permitió el surgimiento de un mercado financiero moderno, promoviendo la
entrada de capitales y un clima de euforia en las Bolsas.
e) Las medidas reformistas no mejoraron las condiciones de vida de las clases populares ni tuvieron
en cuenta sus demandas, lo que generó un clima de grave conflictividad social. Esto llevó al gobierno a
presentar una Ley de Trabajo que introducía algunas mejoras laborales: reducía la jornada laboral a los niños
(pasaba a ser “sólo” de 12 a 10 horas diarias), permitía las asociaciones obreras. La ley fue rechazada por
demócratas y republicanos, por conservadora y paternalista, y la conflictividad siguió creciendo.
En los primeros meses del 1856 se sucedieron violentos motines en el campo castellano y
principales ciudades del país, con incendios y asaltos de fincas y fábricas, cada vez reprimidos con mayor
brutalidad por el ejército y la guardia civil. La situación provocó una grave crisis en el gobierno, Espartero
dimitió y O´Donell recibió en 1856 el encargo de formar gobierno, reprimiendo duramente las protestas.
3º- El gobierno de los moderados y la Unión Liberal (1856-1863).
Hasta 1858 el gobierno estará nuevamente en manos de Narváez, pero su moderantismo era ya una fuerza
vieja que no supo renovarse a tiempo. Sus programas aparecían gastados, lo que dio lugar a que apareciera
como solución a la crisis de moderados y progresistas un “partido de centro” La Unión Liberal que dirigía
O´Donnell, que en junio de 1858 recibe el encargo de formar gobierno, el llamado “gobierno largo”, duró 5
años.
La Unión Liberal no poseía unos principios políticos profundos, aunque si lógicos: síntesis de libertad y
orden, unión de los españoles bajo un liberalismo, repudio a los extremismos políticos, etc. Lo que hizo que
moderados y progresistas vinieran a engrosar sus listas.
O´Donnell era un hombre simple de ideas pero metódico y bien asesorado, gobernaba con acierto.
Una de sus ideas era revitalizar la política exterior para que las potencias tuvieran que contar con España y
para que los españoles se olvidaran de sus problemas internos. Así se desarrollaron acciones como la
expedición a Indochina (1858-1863), la excusa será el asesinato de obispos españoles, pero acompaña a
Francia en sus objetivos expansionistas, logrará una indemnización de guerra y libertad comercial en la zona;
la intervención en México (1862), Prim intervendrá al frente de una expedición militar, de la que no se
obtiene ningún éxito, y sólo sirve para asentar en aquel territorio, por un breve período de tiempo, a Francia,
que impone a Maximiliano como emperador de México; pero las de mayor importancia fueron en el norte de
África, especialmente en Marruecos (1859-60), el objetivo es la protección de Cauta y Melilla, y la victoria
de Wad-Ras permitió a España la incorporación de Sidi Ifni y la ampliación de la plaza de Ceuta.
El gobierno de O´Donnell coincide con un período de prosperidad económica por la paz interna, que
creó un clima propicio a la inversión. Ello estará marcado por el desarrollo del Plan de Ferrocarriles
establecido en el Bienio y por las inversiones de capital extranjero.
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También se adoptó una política desamortizadora que pretendía continuar la obra de Madoz, pero, al
mismo tiempo, intentaba llegar a un acuerdo con la Santa Sede que se alcanzó en 1859-1860 (en este
momento de esplendor económico nace en música el Chotis y la Zarzuela).
Esta prosperidad no podía durar indefinidamente porque la Unión Liberal carecía de un programa
concreto y sus hombres se fueron separando a la hora de enfrentarse a problemas puntuales. En 1863
O´Donnell cae del poder y comienza una nueva crisis en el gobierno isabelino que llevará a la catástrofe.
4º- La crisis del gobierno isabelino y su final (1863-1868)
Tras la caída de O´Donnell, se produjo un retorno al moderantismo, de nuevo el general Narváez, se
hizo con el gobierno en septiembre de 1864, abriéndose el proceso que dio al traste con la monarquía
borbónica. En ese proceso fue decisiva la crisis económica y el agravamiento de problemas sociales y
políticos.
Los primeros síntomas de la crisis se produjeron en 1864, al detenerse las construcciones
ferroviarias, faltaron inversiones extranjeras, los precios cayeron. Las causas de este paro fueron el déficit de
las empresas ferroviarias (las líneas construidas no daban el beneficio esperado), y la falta de algodón, por la
Guerra de Secesión de EEUU, que hizo caer en picado la producción textil catalana. Su resultado fue la
pérdida de capacidad adquisitiva, el hundimiento del mercado y la extensión de la crisis a todos los sectores.
A esta situación se unió el clima de descontento político generalizado, ante la inoperancia de los
gobiernos sucesivos y la actitud cada vez más autoritaria de Narváez y O´Donnell al frente del gobierno.
Pruebas de esa actitud fueron los sucesos de la noche de San Daniel y la represión de la sublevación
militar - sublevación de los sargentos del Cuartel de San Gil -.
El clima universitario en 1864 comenzó a enrarecerse. Desde hacía tiempo algunos catedráticos
venían protestando por las ideas demasiado aperturistas y anticlericales que otros profesores transmitían en
sus clases. Estos últimos eran los llamados Krausistas, hombres como Sanz del Río, Canalejas o Castelar. En
octubre de 1864 el Ministro de Fomento, Alcalá Galiano, dictó una Real Orden prohibiendo la difusión desde
las cátedras de ideas contrarias a la religión católica, la monarquía hereditaria y la Constitución vigente.
La respuesta no se hizo esperar. La prensa progresista publicó artículos de Castelar o Salmerón, que
atacaban la política del gobierno y rechazaban la circular por atentar contra la libertad de cátedra.
El gobierno expedientó a Castelar y le retiró su cátedra. El Rector, Montalbán, rehusó y presentó su
dimisión en solidaridad con Castelar. Los estudiantes decidieron organizar una serenata de apoyo, para lo que
pidieron permiso a la Jefatura de Policía, que lo concedió. En la noche del 10 de abril de 1865, sin embargo,
se produjo el enfrentamiento entre varios miles de estudiantes y las fuerzas del orden, con una carga
indiscriminada que causó nueve muertos y un centenar de heridos. Las protestas por la matanza de la noche
de San Daniel se generalizaron. Finalmente la reina optó en junio por llamar de nuevo a O´Donnell, para
encargarle formar un gobierno en sustitución de Narváez.
Un intento de pronunciamiento, el del general Prim, fracasó, aunque Prim ya por entonces era líder de
los progresistas. Pero el intento más serio fue la sublevación de los sargentos del cuartel de San Gil, el 22
de junio de 1866, cuando unos 1 200 artilleros se amotinaron e intentaron hacerse con el control de Madrid.
La rápida respuesta militar fue dirigida por O´Donnell y Serrano. El cuartel fue tomado al asalto, siendo el
resultado final de unos 60 muertos y varios centenares de heridos, a los que se añadió los cientos de
deportados y los 66 suboficiales y oficiales fusilados por rebelión.
A tan dura represión siguió una ola de protestas por todo el país. La respuesta gubernamental, de
nuevo bajo la jefatura de Narváez desde julio de 1866 y hasta su muerte en abril de 1868, fue la represión
indiscriminada. Todo hacia pensar en un golpe de Estado que produciría un cambio político. En agosto de
1866 se reúnen demócratas y progresistas y llegan al Pacto de Ostende (Bélgica), por el que se comprometen
a derrocar a Isabel II, tras lo cual se elegiría por sufragio universal masculino una asamblea constituyente que
decidiría sobre la forma de gobierno, monarquía o república.
A pesar de todo los criterios antimonárquicos se unificaran, culminando con la Revolución del 68 “La
Gloriosa” que será el golpe que derribe a Isabel II y que se inició como uno de tantos pronunciamientos
militares, a los que se unen las masas populares derrotando a los ejércitos isabelinos del general Pavía en la
batalla del Puente de Alcolea, Isabel II huye a Francia, iniciándose una de las etapas de mayor inestabilidad
política de la España del siglo XIX: el Sexenio Democrático o Revolucionario.
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