10 de septiembre de 2013

EDUCAR EN VALORES. Yajaira Grao Moral



Ayudadnos a cultivar los valores como se cultiva un jardín, con mucha paciencia

La lista es muy larga.

Existen valores humanos universales que pertenecen  a nuestra naturaleza y mejoran  nuestra condición de personas.



LA VALENTÍA se define como una cualidad de las personas que actúan con esfuerzo, vigor y aliento, ánimo, arrojo y osadía. La valentía es una reacción emocional propia de la persona que no se deja abrumar por el peligro o las dificultades.

Es importante que comprendamos que  ser valientes no significa no tener miedos, sino ser capaces de enfrentarnos a ellos.

Por otra parte, el miedo es necesario para nuestra supervivencia y podemos sentirlo a lo largo de toda nuestra vida, aunque cambien los estímulos que lo provoquen.

Toda persona necesita desarrollarla para superar las dificultades, conseguir sus metas, aprender cosas  nuevas, defender sus ideas y opiniones ante los demás y aceptar los resultados de sus acciones.

Ser valiente no es sencillo. La persona valiente toma decisiones y actúa en consecuencia, y no se deja paralizar por miedo o incertidumbre. Pero también es prudente y decidida, por eso consigue mejor sus objetivos y se atreve a enfrentarse a retos.

Una persona que defiende al débil , que admite sus errores, que afronta las consecuencias de sus actos, que no calla cuando sabe que algo está mal, puede estar asumiendo riesgos, pero también está creando una diferencia real en su vida y en el mundo que le rodea.

El valor no se restringe únicamente a los actos heroicos ni a superar terribles adversidades; se demuestra en la actividad diaria, en la actitud que se adopta ante los retos que se presentan cada día. Pero no hay que confundir valentía con temeridad.

Y es que el valor no radica en la ausencia de miedo, sino en la capacidad de actuar a pesar de él.

Lo contrario a la valentía es la cobardía. Quien es cobarde no tiene valor o ánimo para superar las dificultades. Cobarde y Valiente no se diferencian por su percepción del miedo, que es la misma, sino por la predisposición a enfrentarse a él o a rehuirlo.

El vínculo afectivo seguro y los modelos prosociales de comportamiento pueden facilitarnos el desarrollo y la manifestación de la valentía.


Os animo desde aquí a ser VALIENTES




Basado en Cuentos para aprender a convivir de Begoña Ibarrola

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